Permítanme, voy a poner música adecuada para postear...
Open/DIR/Mi Música/Blues/Aceptar/Play/Now Playing BB King - Lucille
Ok...
Hoy si...
Hace 7,300 días, a ésta hora (8:35PM), en la calle en que camino todos los días para ir a cualquier lado, había una línea de colchones cubiertos con cubrecamas tratando de improvisar tiendas de campaña. Hacía un poco de frío y no recuerdo si tenía poco o mucho miedo. Habían bastantes estrellas en el cielo, y mi papá hacía una hora que había despejado nuestros temores de que le hubiera ocurrido algo. Vino bolo (salvadoreñismo equivalente a ebrio) y los vecinos de la colonia estaban estableciendo quienes harían rondas de seguridad y a qué horas. Cada réplica era angustiante y yo me abrazaba fuerte a la Lulú mientras Elba sostenía a mi hermana.
Mi mamá había venido hacía unas 6 horas. Y ahora, 20 años despues, no recuerda si cenamos ésa noche de viernes, si recuerda cuan tomado venía mi papá (por lo visto, el tiempo no siempre es un gran borrador automático). A mi mamá la vino a dejar el esposo de una compañera y amiga, que trabajaba con ella en la entonces próspera Droguería Centroamericana, que distribuía los productos Sterling Winthrop (Panadol, Sal Andrews, Winasorb, etc... y cuya planta sería trasladada años después a Costa Rica, hacia donde pudimos irnos) , nosotros estábamos en una explanada arriba de mi casa, cuando vimos llegar en la moto, sali corriendo a encontrarla, aún recuerdo el abrazo que nos dimos. Es como un difuso y vívido corto de película.
Una hora antes de que viniera la Lulú y rompiendo con la estupefacción general, Elba había ido a la casa, con mucho miedo y había sacado unos pasteles de manzana que la Lulú había horneado un día antes. Los repartió entre todos los niños que estábamos ahi, con hambre, puesto que nadie había podido terminar de preparar el almuerzo y nadie se atrevía a ir a terminar de prepararlo. Cada réplica ponía ponía más histérico a todo mundo. No recuerdo si yo también me ponía así y no recuerdo si ya teníamos al perico y si a éste lo sacó Elba (Ya averigué, aún no teníamos al Loco, mi perico).
Una hora y once minutos antes, una falla tectónica en la zona de los Planes de Renderos había liberado energía durante 45 segundos y provocó un sismo de 7.5 grados de magnitud en la escala de Richter y de intensidad de VII y VIII en la escala de Mercalli Modificada (fuente:
SNET). Yo estaba en el patio, Elba me habia dejado allí mientras mi hermana estaba del otro lado de la baranda que separa la cocina del patio. Yo jugaba con la gordita cuando sentí el movimiento de tierra, y me cayó una maceta en las piernas. Elba estaba nerviosa y no podía abrir la puerta, en segundos que me aprecieron eternos me quité la maceta de las piernas, Elba me agarró con una mano mientras con la otra cargaba a mi hermana y salimos de la casa. Corrimos hacia la calle mientras en otra aprte de la ciudad varios edificios caían aplastando a muchas personas.
Veinte años más tarde me encontraría acordándome mientras hacía mi almuerzo que a ésa hora y casi enfrente de donde preparaba el pepino con limón que acompañó la chuleta de cerdo que almorcé había vivido uno de los eventos más fuertes de mi vida. Veinte años después me pasó la película por la cabeza, recordé cada momento y di gracias a Dios que ni ese terremoto ni los otros dos que hemos vivido desde entonces nos ha separado como familia. Otras cosas pueden habernos distanciado por momentos, pero no las fuerzas tectónicas. Yo no me quebré las piernas, ni se incendió ni cayó mi casa, ni quedamos fuertemente traumatizados por lo ocurrido. Cuando estoy en mi casa y tiembla usualmente no lo siento y cuando lo siento, tengo la calma de decirle a todos que está temblando, de llamar a la Maya, y tomarla por el collar al tiempo que le digo a mi familia salgamos a la calle mientras pasa el temblor.
Pero hay gente que no puede tomarlo con ésa calma. Hay gente que perdió familiares, bienes materiales, trabajo, calma, dignidad y muchas otras cosas por el terremoto, por las tormentas, por la guerra civil, por la crisis económica, por la crisis familiar, por la delincuencia, por las injusticias del sistema económico en que vivimos o por sus cuestionamientos existenciales.
Hay gente que se siente afectada por las cosas que ha vivido, o por las que está viviendo, o por las que cree que puede vivir. Hay gente que no cree tener la capacidad de convertirse en el actor de su propio destino y cree que está determinado por fuerzas insondables y que lo único que puede hacer es resignarse. Hay niños que tienen dificultades para usar herramientas que determinan la adaptación al sistema social vigente, hay jóvenes que son vistos como parias incapaces de aportar algo positivo a la sociedad. Hay tantas personas que ven afectado su "estado de bienestar emocional y psicológico en el que el individuo es capaz de usar sus capacidades cognitivas y emocionales, funcionar en la sociedad y enfrentar las demandas comunes de la vida diaria" (Definición de salud mental del Diccionario Merriam Webster, según Wikipedia. La traducción es propia).
(De acá en adelante, el post lo escribo a las 7:30 AM, del 11 de Octubre del 2006, a las 12:05 AM de éste día, hubo otro apagón; yo tenía una hora de haber venido de echarme el café con Mario y media hora de estar editando el post que había guardado por última vez a las 9:40 PM)
Hay muchas personas que tienen problemáticas de salud mental; toda la población salvadoreña, en mayor o menor medida, vive con la paranoia de que nos pueden asaltar, atropellar, extorsionar, que los precios de la comida vayan cada vez más arriba, que la selección de fútbol vuelva a perder 10 -1 (ok, eso no nos provoca paranoia, ya estamos con indefensión aprendida al respecto, pero quería decirlo) y un montón de cosas más. Roque decía que somos los tristes más tristes del mundo, y no andaba muy lejos de la realidad: la cantidad de suicidios se ha incrementado a niveles preocupantes y apenas se hace caso de ésto. Por otro lado, problemáticas de índole psicosocial distan de desaparecer: la gente afectada por los terremotos, inundaciones, falta de agua, desaparición de familiares, violencia intrafamiliar, delincuencia, y otro montón de bolados pulula en nuestro país.
Si bien nos caracterizamos por una fuerte resiliencia
(1), las dificultades de la realidad, las enormes contradicciones de nuestra sociedad van creando el marco para la generación de individuos adaptados a una realidad aberrante, con una alienación profunda, y con problemáticas que van haciéndose cada vez más complejas y difíciles de abordar, aún cuando contamos con recursos paliativos, como la familia, la religión o los amigos. La realidad llega a desbordar la capacidad de adaptación de las personas, y al hacerlo, muchas veces desboca en un problema de salud mental.
Es ahí donde nos encontramos aquell@s que queremos poner a trabajar nuestro fuerte "interes por el sevicio social" (de acuerdo al Test de Kuder), aquell@s que elegimos una carrera subvalorada dentro de nuestra sociedad; los que optamos por la opción romántica de "no hacer dinero, pero ser feliz haciendo lo que me gusta: ayudar a l@s demás", aquell@s a los que nos intriga porqué las personas hacen lo que hacen, aquell@s que nos causó una buena impresión la actitud receptiva del psicólog@ del colegio, los que nos gusta escuchar a la gente, a los que nos comportábamos como los psicólog@s de nuestro grupo de amig@s, a los que nos dijeron que seríamos buenos terapeutas, etc...
En fin, los que optamos por ésta profesión, los que queremos que crezca dentro de nuestra sociedad, los que queremos tener nuestra clínica, trabajar en RRHH de una empresa, los que queremos trabajar en prevención, los que nos gusta irnos a meter a las comunidades, a los que nos gusta pasar pruebas, a los que nos gusta trabajar con niños, a los que preferimos trabajar con adultos, los que queremos aportar a la sociedad desde ésta ciencia que se ha ido ampliando en sus conocimientos día a día, llegando a enlazarse con campos tan aparentemente disímiles como la arquitectura o la jurisprudencia, los que queremos transformar un poquito la realidad de otras personas. Los que somos felices haciendo de quijotes.
En medio de la celebración, del goce de nuestro día especial, reflexiono sobre neustro papel en la sociedad y pienso cuánto nos falta por hacer. Cuánto más podríamos aportar al mejoramiento de nuestra sociedad si nos ponemos las pilas, si actuamos con una fuerte ética, si no nos plegamos a las exigencias de quienes nos quieren instrumentalizar al servicio de los intereses de la compañía, del partido, etc. y mantenemos fuerte nuestra posición de que lo importante es la persona. Pienso cuánto tenemos que mejorar en cuestiones de investigación y difusión del conocimiento obtenido de las investigaciones, cuanto falta por mejorar en la formación académica, en la incidencia en la sociedad y en las políticas públicas como gremio profesional, en la necesidad de reafirmar el puesto que ocupamos en los departamentos de RRHH, de educación, de desarrollo social, de salud, de prevención, etc.
En ésta fecha me pongo a pensar que no me arrepiento de haber sido coherente con mis ideales, que valió la pena dejar una carrera en la que estaría ganando buen dinero; que después de todo ha valido la pena pasar por tanta lectura a veces intrascendente (haber leído "Fish!"), que tanta discusión con mi papá sobre el valor de mi trabajo como psicólogo y su retribución monetaria y sobre el trabajo intelectual y su poca trascendencia, tantos comentarios de que la carrera de psicólogo es fácil, que es para gente que no le gustan las matemáticas (¡já! quisiera verlos haciendo la validación de un test), que es trabajo de escritorios (otro ¡ja!, quisiera verlos en las comunidades), que es carrera para mujeres (doble ¡ja!, supieran qué hombre se necesita ser para entrar en una carrera marcada por el feminismo y acabar cambiando el propio machismo) , etc... que tantas cosas que he conocido sobre mí mismo y sobre mi realidad y que me han golpeado de manera dura, que tanto rollo existencial que encontrás, y un montón de cosas más que me da hueva examinar porque ya tengo hambre, pero que valen la pena ser recordadas y celebradas en éste día en que me siento orgulloso de decir que soy psicólogo.
Son las 8:35 AM.
Me ha tomado doce horas decir que estoy orgulloso de mi carrera, aunque me cueste desveladas y frustraciones a ésta altura. Jajajaja...
Pasen un buen día.
Salú
P.D.:
El especial de la edición digital de La Prensa Gráfica sobre el terremoto de 1986 quedó muy bien logrado. Si les interesa el tema, o conocer más de lo ocurrido y sus repercusiones actuales (algo muy importante, por cierto) ver material multimedia, etc, lo recomiendo. Ahí hay un video sobre el terremoto, digitalizaciones del periódico de ésas fechas y otro material bastante bueno.
(1) La resiliencia es la capacidad de una persona o grupo para seguir proyectándose en el futuro a pesar de acontecimientos desestabilizadores, de condiciones de vida difíciles y de traumas a veces graves.