"Mis éxitos no son míos: el camino para llegar a ellos fue preparado por otros. El fruto de mis trabajos no es mío, pues yo estoy preparando el camino para lo que van a lograr otros. Tampoco mis fracasos son míos, sino que pueden derivar del fracaso de otros, aunque también están compensados por los logros de esos otros. Por tanto, el significado de mi vida no debe buscarse únicamente en la suma total de mis logros. Sólo puede verse en la integración total de mis éxitos y mis fracasos, junto con los éxitos y fracasos de mi generación, mi sociedad y mi época."
Thomas Merton
Alguien me dijo un día de estos que la vida en el mundo de ahora parece un sinsentido, y más en este país en que vivimos. Y es justamente por ello creo que bien vale reflexionar sobre éstas líneas anteriores, especialmente hacia el final. Se me ocurren unas cuantas preguntas y algunas ideas al respecto:
Aquí y ahora ¿qué logros hemos construido como generación, como sociedad, como personajes de ésta época que hace muchos años se anticipaba como maravillosa? ¿Adonde se ha ido la esperanza? ¿Qué hicimos para abonar a ella? ¿Cuándo dejamos en manos de alguien más lo que se suponía era nuestro sueño? ¿Qué lecciones aprendimos de nuestro pasado? ¿Qué de esas lecciones hemos aplicado hasta ahora? ¿Adonde hemos dejado las gotas de sangre que abonan nuestro presente? ¿Qué hemos hecho con los sueños de quienes nos antecedieron en el trayecto?¿Cuáles son nuestros sueños hoy? ¿Qué hemos de hacer vos y yo para alcanzar esos sueños? ¿Cómo contribuís vos a que esta sociedad concreta tenga un logro? ¿Qué haces vos y tus amigos, tu generación para transformar el mundo para la generación siguiente? ¿Es un éxito esta realidad que les dejamos?
Creo que aquí y ahora bien haríamos en callarnos un momento y así ir contracorriente del mundo que nos llena del ruido que nos impide escucharnos a nosotros y a quienes nos rodean. Bien haríamos en callarnos y dejar de despotricar contra todo lo que no está al alcance de nuestras manos, como nos enseña el quejoso mundo en que vivimos. Bien haríamos en ir contracorriente del mundo que nos conecta más en apariencias pero nos vuelve cada día más islas, y sentarnos lo suficientemente cerca de los demás para poder escucharlos. Bien haríamos en ir a la contra de la miopía del mundo que vive intentando avistar el futuro sin ser capaz de enfocar lo que tiene más cerca de sus manos. Bien haríamos en detenernos y mirar al pasado que el mundo nos obliga a olvidar rápido, y volver nuestras miradas sobre la memoria de quienes dieron su vida, sobre la memoria de aquellos a quienes les fue arrebatada la oportunidad de bregar con nosotros este día.
Hallaríamos que no estamos solos. Hallaríamos nuestra voz y la voz del hermano que es tan parecida a la nuestra. Hallaríamos que antes de alcanzar el mañana tenemos que poner bien la vista en lo que esta aquí cerca, en lo que está ahora. Hallaríamos en el pasado, en quienes nos dejaron un mundo para que nosotros lo siguiéramos construyendo, un punto de partida para alcanzar nuevos logros para esta generación y las que vengan. Todo con nuestras manos, con nuestras voces, con nuestros sueños, no con los de quienes hoy se retuercen en los miles de brazos de esa medusa que es el poder, estando a punto de volverse otra inútil estatua para la historia.
Detenete un momento y pensá en ello.
Víctor
2 comentarios:
Pues la verdad es que viendo hacia el pasado y el presente me doy cuenta que las esperanzas que se tenian antes sobre nuestro pais se perdierón de muchas formas,la peor de todas: la guerra en nuestro pais, hoy en dia la gente emigra, ya no solo a EUA, sino a otros paises hoy hay salvadoreños en lugares como Italia, España, Suecia, Australia, Taiwan, etc. ¡nuestra fuerza de trabajo nos abandona! porque simplemente aqui no hay oportunidades laborales.
Y si se quiere hacer algo que realmente haga un cambio positivo definitivamente requerimos del esfuerzo no solo del gobierno y la empresa privada, sino tambien del pueblo, pero por sobre todo de la gente joven
Es en el silencio, donde se encuentra la respuesta a nuestras interrogantes, donde podemos darnos cuenta de lo que callamos y de lo que dejamos de hacer, si por un momento observamos el camino recorrido en nuestra vida, podemos darnos cuenta, de que injustos somos con nosotros mismos, que no nos permitimos ser personas que ofrezcan cambios para mejorar la triste realidad de la sociedad en la que nos desenvolvemos; debemos dejar de quejarnos y mejor actuar, nadie tiene la culpa de nuestra realidad, dejemos de buscar culpables y comencemos a buscar soluciones.
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