Tiro una hilera de tweets de aquel día, hace un año exacto y casi a la misma hora:
No deja de sentirse cierta emoción.
— Víctor (@animaldecueva) marzo 13, 2013
Y el papa inicia con un padrenuestro, un avemaria y un gloria
— Víctor (@animaldecueva) marzo 13, 2013
Esperanza y un cierto recelo. Eso me deja la elección del papa. Según mis creencias, como hombre está abierto a todo lo humano, bueno y malo
— Víctor (@animaldecueva) marzo 13, 2013
Será tentado por el poder, le pesarán sus errores del pasado. Como Monseñor Romero, puede tener una conversión en la medida en que (...)
— Víctor (@animaldecueva) marzo 13, 2013
Se mantenga en profunda oración y sepa estar atento a los signos de los tiempos y escuchar al pueblo de Dios, cuyos lamentos se oyen alto
— Víctor (@animaldecueva) marzo 13, 2013
Eso nomás. Desde la fe, elijo la esperanza, como siempre.
— Víctor (@animaldecueva) marzo 13, 2013
Y esto puse en mi FB, compartiendo un artículo sobre su presentación:Me releo y siento mi propia desconfianza y a la vez la gana de tener esperanza nuevamente. Esperanza que se ha ido viendo animada por los gestos de un hombre que tiene el peso de conducir una de las instituciones sociales más grandes y determinantes en la humanidad. Una que tiene el potencial de cambiar cosas para bien, para hacer de este mundo un lugar distinto, mejor.
Queda mucho por hacer. Mucho. Todos los días me lo recuerda saber que en la tierra donde vivo, la jerarquía y su corte han ido en sentido contrario al esperado, que los mismos fieles excluimos, apartamos, segregamos y nos dividimos. Que vamos con toda pompa y circunstancia clamando al cielo, ufanándonos de nuestro lindo rito y nuestra purísima vida de gracia mientras vamos deshaciendo las pocas posibilidades y signos que nos pueden llevar por el camino de la paz, la justicia y la solidaridad.
Hoy elevaba una oración por el Papa, pero pensaba en nosotros, en nuestro compromiso por hacer de este mundo un lugar donde todos cabemos, donde todos podemos vivir. Pensaba en nuestro afán diario por tener más, por ser más, por ganar siempre. Pensaba en esa incapacidad de conmovernos, de empatizar, de confiar, de escuchar, de servir para algo que vaya más allá de nuestro propio beneficio.
Eso. Antes, en este blog, solía hablar de los gestos que no perecen. Los del Papa, que han hecho buen ruido en este mundo tan fácilmente dado a detestar a una institución tan antigua, no habrán de caer en el olvido, a pesar de lo vano de la fama en este mundo. A ver si nosotros empezamos a hacer también, de una vez, gestos que desde la sencillez, desde el desprendimiento, desde la búsqueda de unir, desde el sentir con el otro, vayan transformando este mundo.
Víctor
3 comentarios:
Qué bonito esto, Víctor. Es un remanso de paz en medio de los últimos acontecimientos nacionales.
Qué bonito esto, Vîctor, es un remanso de paz en medio de los últimos acontecimientos nacionales.
Gracias Flor. Muy amable.
Saludos
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