martes, 27 de mayo de 2014

Ernesto, 10 años

Tambo, como nada, se hacen diez años desde aquella noche en que acabaron con tu vida. Diez años que llevo además preguntándome si me habrás visto cuando yo pasé frente a la parada donde todo pasó. Si el gesto que creo fue que reconociste que iba dentro de esa 44, y que me saludaste. No lo sé. Pero veo tu cara siempre que paso por ahí. 

Ayer me enteraba de otro cipote al que truncaron su vida. Él, como vos, quería un mundo mejor. Otro cipote, que como vos, hacía lo que podía desde sus capacidades para ayudar a los demás. También murió por un arma de fuego. Y quizá, su muerte, como la tuya, quede impune. 

Unos días atrás me enteraba de la muerte de otro de esos jóvenes. No lo conocí, pero conocí a su pareja. Y me contaron de su muerte. Y me dolió su muerte. Me duele cada una de esas muertes porque con ellas se acaba de a poquitos la esperanza. Se muere algo de cada uno de los que trabajamos intentando otro camino. Pero igual y renacen fuerzas, desde la rabia se arranca uno el dolor y sigue adelante, luchando hasta donde puede porque no hayan otros Ernestos, Kevin, Nelson y tantos nombres más. 

Nos veo, Tambo, caminando. Con tu nombre a cuestas, con el de Kevin, con el Nelson y el de tantos otros luchadores y luchadoras que en el camino han quedado. Eso que quisieron hacer algo mejor por su comunidad, por su país, por su familia. Pienso en esas muertes, en esa sangre derramada. Pienso también en los jóvenes que vi la semana pasada que volvieron deportados, dispuestos a volver a intentarlo. Dispuestos a aguantar lo que fuera para sacar adelante a su gente, dispuestos a salir a como fuera de esta realidad que no ha cambiado para mejor desde que te arrancaron del abrazo de tu mamá. 

Son diez años ya y lo digo fuerte, para no olvidarme que ha pasado tanto tiempo y no hemos logrado mucho. Diez años que duelen al verlos para atrás por tanta oportunidad perdida. Diez años en los que ha habido mucha lucha y mucho llanto. 

*****

En estos años, y más recientemente he encontrado muchos otros "como vos" pero ninguno sos vos. Muchos otros cipotes que entusiasman, que dan ánimo de seguir luchando, de buscar maneras cómo romper los cercos tras los que los encierran, los excluyen,los alejan entre sí. Jóvenes con quienes caminar por otros jóvenes, jóvenes que buscan quien crea, quien intente entenderles, quien apueste por ellos a pesar de todo. Por esos cipotes y cipotas de hoy, por vos y otros que alguna vez caminaron por mi y por otros, por todos esos otros Ernestos con quienes compartir el camino hay que seguir caminando. 

Por mamás como la tuya, por Rufina, por las mamás que siguen buscando a sus hijos desaparecidos en la guerra, las mamás de las y los desaparecidos en el camino a Estados Unidos, por las mamás de los jóvenes desaparecidos en esta locura fratricida de la posguerra; por ellos hay que seguir buscando la verdad y la justicia. 

Por que tu sangre, la de Kevin, Nelson. Óscar, Rutilio, Cosme y la de tantos otros ejemplos, testigos, sigan siendo motivo para vivir y luchar, para construir la paz. Por vos, ´por ellos, los seguiremos recordando. 


Víctor