lunes, 30 de octubre de 2006

Everyday I have the Blues

Esto es algo rápido.
Amo la música, lo saben.
Nunca supe definir porqué me gustó el blues desde que lo escuché.
Sólo se que hoy tengo suficientes canciones como para escuchar un día completo de blues. Mucho BB King, mucho Stevie Ray Vaugh, algo de Muddy Waters, otro poco de Eric "Slow Hand"Clapton... mas y más intérpetes... uuuh... ¡exquisito!.
Éstas líneas que tomé del ensayo de Bruce Eder, Beginner's Guide and History -- How to Listen to the Blues, me hicieron ver algo de luz ahora. (el artículo completo está en allmusic, un excelente sitio, tipo IMDB pero en música)


The blues was peculiar, as music born of despair, which had the effect of making people happy. Gospel and spirituals had similar social roots, but worked differently, focused as they were on matters of redemption, damnation, and one's place in the cosmos -- blues was earthier, and frequently raunchier. Moreover, the blues had the effect -- in detailing a source of distress (frequently romantic in nature) -- of making the listener feel better; not uplifted, not "saved," but better, and always happier.
This was why Willie Dixon, perhaps the most renowned blues songwriter of the middle 20th century, always took exception to those people (especially Black listeners) who rejected the blues for being too sad or depressing. Quite the contrary, Dixon insisted, "The blues is happy music!"

And it's true -- if you listen to any good country blues from the 1920s or early '30s, or electric blues from the late '60s, it's almost impossible not to feel happy listening to the play of the words, the interweaving of the instrument and the voice, and the overall effect of the song. It's as though the song becomes the receptacle, psychically speaking, for whatever might be troubling the listener, or the composer.


P.D.: Son las 2:37 de la madrugada. Hace un rato, mientras me comía una mandarina, caí en cuenta que les debo la traducción del extracto del artículo para aquell@s que no entienden inglés. Espero hacerlo luego, ahorita ya es muy tarde para ponerme en ese trote, tengo reunión con mi asesor de tesis a las 8 AM. Salú.

domingo, 29 de octubre de 2006

Sobre vientos y recuerdos


El primer frente frío viene con cada cosa...

En algún momento sus vientos fueron señal de alegría, de jolgorio: ¡Ah! época aquella en que mi mayor preocupación era aprovisionarme de los suficientes juguetes para irme a inventar historias en casa de mis abuelos todo el día, cuando era explorador, escalador, científico y el hombre fuerte del circo, cuando me parecía interminable el viaje entre Nejapa y S.S., cuando comía sin culpa, cuando venía la Cristi a la casa y coqueteábamos mientras jugábamos escondelero en la noche, cuando me tocaba rezar el rosario con mi tía, cuando Fran era mi mejor amigo y no mi primo perdido, cuando me gustaba la Mariela y nos enviábamos miradas que bajaban al medio segundo de hechas con una sonrisa tímida, cuando me iba al cerro con Fran por el gusto de subir hasta la ceiba mocha, cuando íbamos a cortar zacate Jaraguá para el pesebre, cuando no tenía melancolía si no dolor de estómago por andar corriendo después de haber comido.

En otro momento eran señal de que estábamos cerca de pasar todo el día con los amigos de la colonia. Ya habría chance de jugar fútbol toda la mañana, de hacer travesuras, de ver a la Kenny, de hacernos retos con los de las colonias vecinas. Era la época donde no sabía si me gustaba Iris, cuando Fran era mi compañero de cuarto, cuando oía Nirvana y empezaba a pensar en la muerte, cuando ya leía poesía, cuando me divertía leyendo a Melitón Barba los viernes en el Diario Latino.

Más tarde serían señal de que venían los entrenos diarios, que había que ver cómo conseguíamos cervezas con la mara de la colonia, cuando nos metíamos a la casa que estaba sola para fumarnos un cigarro a escondidas, cuando yo oía black metal y pensaba en morirme más pronto. Cuando estaba peleado con Dios, cuando Fran fumaba marihuana y yo dormía en otro cuarto, cuando me gustaba la -no recuerdo su nombre, pero era muy bella- y yo me hacía el malo frente a ella. Cuando jugaba a pasarme un cuchillo en la muñeca para ver como se sentía tener cerca la muerte, cuando me comenzó a acompañar el "vale verga".

Luego serían señal de que estábamos cerca de las reuniones de equipo, de preparar el campamento para los bichos, de preparar dinámicas y temas, de verme con la gente que hice el EJE profundo, de pasar oyendo la Astral, de pasar esperando la hora en que podríamos vernos con Kathya. Entonces Fran ya no vivía en mi casa y yo estaba entrando a la universidad, el viento trajo nuevas amistades a mi vida y se llevó algunos recuerdos del colegio. Yo ya no pensaba en la meurte si no en la ausencia de la mujer que amaba. Escrbía cartas kilométricas llenas de ilusiones, poemas cargados de pasiones juveniles, de tristezas e inciertos.

Los siguientes vientos venían cansados de su ausencia, de tristezas. Traían polvos de muerte, traían noches en vela escribiendo poemas impregnados de una persona ausente, traían la resequedad de los ojos que me acompaña y el encogimiento del alma, venían colmados de alcohol a escondidas y en solitario, venían cargados de miradas hacia el sur, de preguntas sin respuesta. Mi vida era la universidad hasta que se podía y mas allá, todo mientras no estuviera solo. Las reuniones eran remansos de calma entre tanta lluvia.

Los siguientes vientos ya no vendrían con alcohol ni muerte, solo esa ausencia prolongada.

Los vientos mas recientes traían alegría, esa esperanza de que el destino inflaba las velas de un amor viento en popa. No había muerte, había menos poesía escrita, había más vida en mi corazón. Fran, adicto, ya era un problema, mi preocupación principal eran las fechas de entrega y encontrar los espacios para estar juntos.

Estos vientos de ahora me han traído una repentina melancolía. Estoy en medio de un reto profesional fuerte, ella se ha ido y su recuerdo se mueve a veces entre las aguas y me causa dolor de estómago. Pienso en evitar la muerte, en aprovechar que se deja vivir la vida, en que los vientos se van llevando el tiempo que se desliza más rápido entre mis manos, en que los vientos traen otra vez ausencias. Que el frío cala en mi alma, que nadie toma mi mano para que no me lleve los huesos que sostienen apenas el armazón de los sueños de amor y vida, que el viento va borrando la silueta que habia en la arena y ahora que queda el desierto amorfo quisiera dibujar otro cuerpo, uno que no desaparezca, uno que le de sentido al vacío.

Debo seguir trabajando. Debo seguir viviendo. Mañana saldrá el sol hará frío, pero asaber que podrá traer el viento.
Habia pensado en escribir sobre otras cosas, pero esto les trajo el viento.
Que tengan una bonita semana.

Victor.


lunes, 16 de octubre de 2006

Aaarrrghhh!

Soy una maraña de pensamientos y sentimientos que se atoran por salir al mismo tiempo.
Ayer vi a Vero y un terremoto se ha desatado en mi. Le he dicho que la extraño, y que sigo sintiendo cosas por ella, cosas que no siento por nadie más. Si era lo mejor o no, no importa.
Me he abierto, cansado de venir guardando y obviando cosas.
Nuestra separación fue para algo mejor, pero en este momento no sé si es mejor o no. Quizás sólo sea cuestión de tiempo, pero ayer he sido coherente conmigo mismo y he dicho la verdad. Luego, he pasado toda la noche trabajando, sacando trabajo retrasado de la tesis. Estoy a punto de irme, tengo reunión con el asesor. Pero necesitaba contarles esto que ocurrió.
Adiós.

jueves, 12 de octubre de 2006

Puede obviarse

Melancólico yo,
masturbo el dolor
me pongo una corona de recuerdos.

Humedezco las cadenas
nunca se herrumbrarán.

Corto las uñas para no rasgar las vestiduras.

Un desorden comprendido entre las cinco y las siete y media.
Como cuando bajaban los besos desde las columnas que sostenían el mundo.

Era entonces una canción dulce
para llenar de orgasmos
a las almohadas que cubren las albas paredes de mi habitación.

Desvencijado,
el reloj que se quedó sin tiempo,
yo, un mar que se revuelve en su eterno dolor de estómago.

Me hincho de pieles que no son mías.
Suelto las amarras utópicas,
las imágenes que se suceden,
los espasmos occipitales
contraigo estas manos ora vacías.




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¿Cómo se escribe un poema violento? ¿Se llena de hinchados y violáceos brazos alzados para siempre?

Vos venís llenando de sangre la pluma, herís a la página, le hacés transfusiones silábicas, le tomás el pulso, la torturás y la descabezás porque no te gusta sonar a un orondo señor aburrido.
Entonces ponés en la diana del poema cabezas caídas de su pedestal, dedos separados de los continentes, quemaduras en las casas de los caídos.

¿Cómo llenas esos espacios que quedan entre las lágrimas que forman ríos?

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.Las palabras no van seguidas de puercos.
.Los puercos no son silencios.
.Yo no pude escribirme.
.Soy un cuerpo.
.Eramos.

martes, 10 de octubre de 2006

Efemérides y celebraciones reflexivas

Permítanme, voy a poner música adecuada para postear...

Open/DIR/Mi Música/Blues/Aceptar/Play/Now Playing BB King - Lucille

Ok...
Hoy si...

Hace 7,300 días, a ésta hora (8:35PM), en la calle en que camino todos los días para ir a cualquier lado, había una línea de colchones cubiertos con cubrecamas tratando de improvisar tiendas de campaña. Hacía un poco de frío y no recuerdo si tenía poco o mucho miedo. Habían bastantes estrellas en el cielo, y mi papá hacía una hora que había despejado nuestros temores de que le hubiera ocurrido algo. Vino bolo (salvadoreñismo equivalente a ebrio) y los vecinos de la colonia estaban estableciendo quienes harían rondas de seguridad y a qué horas. Cada réplica era angustiante y yo me abrazaba fuerte a la Lulú mientras Elba sostenía a mi hermana.

Mi mamá había venido hacía unas 6 horas. Y ahora, 20 años despues, no recuerda si cenamos ésa noche de viernes, si recuerda cuan tomado venía mi papá (por lo visto, el tiempo no siempre es un gran borrador automático). A mi mamá la vino a dejar el esposo de una compañera y amiga, que trabajaba con ella en la entonces próspera Droguería Centroamericana, que distribuía los productos Sterling Winthrop (Panadol, Sal Andrews, Winasorb, etc... y cuya planta sería trasladada años después a Costa Rica, hacia donde pudimos irnos) , nosotros estábamos en una explanada arriba de mi casa, cuando vimos llegar en la moto, sali corriendo a encontrarla, aún recuerdo el abrazo que nos dimos. Es como un difuso y vívido corto de película.

Una hora antes de que viniera la Lulú y rompiendo con la estupefacción general, Elba había ido a la casa, con mucho miedo y había sacado unos pasteles de manzana que la Lulú había horneado un día antes. Los repartió entre todos los niños que estábamos ahi, con hambre, puesto que nadie había podido terminar de preparar el almuerzo y nadie se atrevía a ir a terminar de prepararlo. Cada réplica ponía ponía más histérico a todo mundo. No recuerdo si yo también me ponía así y no recuerdo si ya teníamos al perico y si a éste lo sacó Elba (Ya averigué, aún no teníamos al Loco, mi perico).

Una hora y once minutos antes, una falla tectónica en la zona de los Planes de Renderos había liberado energía durante 45 segundos y provocó un sismo de 7.5 grados de magnitud en la escala de Richter y de intensidad de VII y VIII en la escala de Mercalli Modificada (fuente: SNET). Yo estaba en el patio, Elba me habia dejado allí mientras mi hermana estaba del otro lado de la baranda que separa la cocina del patio. Yo jugaba con la gordita cuando sentí el movimiento de tierra, y me cayó una maceta en las piernas. Elba estaba nerviosa y no podía abrir la puerta, en segundos que me aprecieron eternos me quité la maceta de las piernas, Elba me agarró con una mano mientras con la otra cargaba a mi hermana y salimos de la casa. Corrimos hacia la calle mientras en otra aprte de la ciudad varios edificios caían aplastando a muchas personas.

Veinte años más tarde me encontraría acordándome mientras hacía mi almuerzo que a ésa hora y casi enfrente de donde preparaba el pepino con limón que acompañó la chuleta de cerdo que almorcé había vivido uno de los eventos más fuertes de mi vida. Veinte años después me pasó la película por la cabeza, recordé cada momento y di gracias a Dios que ni ese terremoto ni los otros dos que hemos vivido desde entonces nos ha separado como familia. Otras cosas pueden habernos distanciado por momentos, pero no las fuerzas tectónicas. Yo no me quebré las piernas, ni se incendió ni cayó mi casa, ni quedamos fuertemente traumatizados por lo ocurrido. Cuando estoy en mi casa y tiembla usualmente no lo siento y cuando lo siento, tengo la calma de decirle a todos que está temblando, de llamar a la Maya, y tomarla por el collar al tiempo que le digo a mi familia salgamos a la calle mientras pasa el temblor.

Pero hay gente que no puede tomarlo con ésa calma. Hay gente que perdió familiares, bienes materiales, trabajo, calma, dignidad y muchas otras cosas por el terremoto, por las tormentas, por la guerra civil, por la crisis económica, por la crisis familiar, por la delincuencia, por las injusticias del sistema económico en que vivimos o por sus cuestionamientos existenciales.

Hay gente que se siente afectada por las cosas que ha vivido, o por las que está viviendo, o por las que cree que puede vivir. Hay gente que no cree tener la capacidad de convertirse en el actor de su propio destino y cree que está determinado por fuerzas insondables y que lo único que puede hacer es resignarse. Hay niños que tienen dificultades para usar herramientas que determinan la adaptación al sistema social vigente, hay jóvenes que son vistos como parias incapaces de aportar algo positivo a la sociedad. Hay tantas personas que ven afectado su "estado de bienestar emocional y psicológico en el que el individuo es capaz de usar sus capacidades cognitivas y emocionales, funcionar en la sociedad y enfrentar las demandas comunes de la vida diaria" (Definición de salud mental del Diccionario Merriam Webster, según Wikipedia. La traducción es propia).

(De acá en adelante, el post lo escribo a las 7:30 AM, del 11 de Octubre del 2006, a las 12:05 AM de éste día, hubo otro apagón; yo tenía una hora de haber venido de echarme el café con Mario y media hora de estar editando el post que había guardado por última vez a las 9:40 PM)

Hay muchas personas que tienen problemáticas de salud mental; toda la población salvadoreña, en mayor o menor medida, vive con la paranoia de que nos pueden asaltar, atropellar, extorsionar, que los precios de la comida vayan cada vez más arriba, que la selección de fútbol vuelva a perder 10 -1 (ok, eso no nos provoca paranoia, ya estamos con indefensión aprendida al respecto, pero quería decirlo) y un montón de cosas más. Roque decía que somos los tristes más tristes del mundo, y no andaba muy lejos de la realidad: la cantidad de suicidios se ha incrementado a niveles preocupantes y apenas se hace caso de ésto. Por otro lado, problemáticas de índole psicosocial distan de desaparecer: la gente afectada por los terremotos, inundaciones, falta de agua, desaparición de familiares, violencia intrafamiliar, delincuencia, y otro montón de bolados pulula en nuestro país.

Si bien nos caracterizamos por una fuerte resiliencia (1), las dificultades de la realidad, las enormes contradicciones de nuestra sociedad van creando el marco para la generación de individuos adaptados a una realidad aberrante, con una alienación profunda, y con problemáticas que van haciéndose cada vez más complejas y difíciles de abordar, aún cuando contamos con recursos paliativos, como la familia, la religión o los amigos. La realidad llega a desbordar la capacidad de adaptación de las personas, y al hacerlo, muchas veces desboca en un problema de salud mental.

Es ahí donde nos encontramos aquell@s que queremos poner a trabajar nuestro fuerte "interes por el sevicio social" (de acuerdo al Test de Kuder), aquell@s que elegimos una carrera subvalorada dentro de nuestra sociedad; los que optamos por la opción romántica de "no hacer dinero, pero ser feliz haciendo lo que me gusta: ayudar a l@s demás", aquell@s a los que nos intriga porqué las personas hacen lo que hacen, aquell@s que nos causó una buena impresión la actitud receptiva del psicólog@ del colegio, los que nos gusta escuchar a la gente, a los que nos comportábamos como los psicólog@s de nuestro grupo de amig@s, a los que nos dijeron que seríamos buenos terapeutas, etc...

En fin, los que optamos por ésta profesión, los que queremos que crezca dentro de nuestra sociedad, los que queremos tener nuestra clínica, trabajar en RRHH de una empresa, los que queremos trabajar en prevención, los que nos gusta irnos a meter a las comunidades, a los que nos gusta pasar pruebas, a los que nos gusta trabajar con niños, a los que preferimos trabajar con adultos, los que queremos aportar a la sociedad desde ésta ciencia que se ha ido ampliando en sus conocimientos día a día, llegando a enlazarse con campos tan aparentemente disímiles como la arquitectura o la jurisprudencia, los que queremos transformar un poquito la realidad de otras personas. Los que somos felices haciendo de quijotes.

En medio de la celebración, del goce de nuestro día especial, reflexiono sobre neustro papel en la sociedad y pienso cuánto nos falta por hacer. Cuánto más podríamos aportar al mejoramiento de nuestra sociedad si nos ponemos las pilas, si actuamos con una fuerte ética, si no nos plegamos a las exigencias de quienes nos quieren instrumentalizar al servicio de los intereses de la compañía, del partido, etc. y mantenemos fuerte nuestra posición de que lo importante es la persona. Pienso cuánto tenemos que mejorar en cuestiones de investigación y difusión del conocimiento obtenido de las investigaciones, cuanto falta por mejorar en la formación académica, en la incidencia en la sociedad y en las políticas públicas como gremio profesional, en la necesidad de reafirmar el puesto que ocupamos en los departamentos de RRHH, de educación, de desarrollo social, de salud, de prevención, etc.

En ésta fecha me pongo a pensar que no me arrepiento de haber sido coherente con mis ideales, que valió la pena dejar una carrera en la que estaría ganando buen dinero; que después de todo ha valido la pena pasar por tanta lectura a veces intrascendente (haber leído "Fish!"), que tanta discusión con mi papá sobre el valor de mi trabajo como psicólogo y su retribución monetaria y sobre el trabajo intelectual y su poca trascendencia, tantos comentarios de que la carrera de psicólogo es fácil, que es para gente que no le gustan las matemáticas (¡já! quisiera verlos haciendo la validación de un test), que es trabajo de escritorios (otro ¡ja!, quisiera verlos en las comunidades), que es carrera para mujeres (doble ¡ja!, supieran qué hombre se necesita ser para entrar en una carrera marcada por el feminismo y acabar cambiando el propio machismo) , etc... que tantas cosas que he conocido sobre mí mismo y sobre mi realidad y que me han golpeado de manera dura, que tanto rollo existencial que encontrás, y un montón de cosas más que me da hueva examinar porque ya tengo hambre, pero que valen la pena ser recordadas y celebradas en éste día en que me siento orgulloso de decir que soy psicólogo.

Son las 8:35 AM.
Me ha tomado doce horas decir que estoy orgulloso de mi carrera, aunque me cueste desveladas y frustraciones a ésta altura. Jajajaja...

Pasen un buen día.

Salú

P.D.: El especial de la edición digital de La Prensa Gráfica sobre el terremoto de 1986 quedó muy bien logrado. Si les interesa el tema, o conocer más de lo ocurrido y sus repercusiones actuales (algo muy importante, por cierto) ver material multimedia, etc, lo recomiendo. Ahí hay un video sobre el terremoto, digitalizaciones del periódico de ésas fechas y otro material bastante bueno.



(1) La resiliencia es la capacidad de una persona o grupo para seguir proyectándose en el futuro a pesar de acontecimientos desestabilizadores, de condiciones de vida difíciles y de traumas a veces graves.

martes, 3 de octubre de 2006

Un post que a la larga no me salió tan rápido

Este será un post rápido (espero); estoy cansado, desvelado, con picazón no producida por piojos o sucedáneos y conexos en la cabeza (un muy personal y casi inequívoco síntoma de cansancio, tedio y estrés) y de ribete me he sentido solo ultimamente.

Me ha tocado revisar aceleradamente lo que a otros grupos de tesis de composición normal (es decir, compuestos por dos a tres personas, de acuerdo al depto. de psicología de la UCA) les toca repartirse para leer y redactar. Es el costo de mi decisión de ir por mi cuenta en ésta difícil empresa que es hacer la tesis. Y a éso sumémosle dificultades familiares ocasionadas por el problema de la bebida de mi papá sumado a cuestiones relacionales entre mis padres, y una semana poco afortunada con la computadora. Lindo coctel. Pero se vive. Desvelado y todo pero se vive y hay chance (o lo hago) de irme a echar el café con Mario a la gasolinera o de irme a dar un espacio de diversión con mis amigos de la U. Hay chance para ésas pequeñas cosas, que me ayudan a mantenerme estable en medio de tanta presión.

Leyendo tanta cosa para intentar atrapar en un marco de referencia más claro el problema de investigación, regresé a un texto que leí en una materia que cambió mi vida. Hablo de psicología social I, materia cuyo profesor tenía fama de ser exigente, un tanto desagradable en el trato y desordenado para dar las clases. Irónicamente él fue el profesor que dijo algo que me recordaré toda la vida y que forma parte de mi fraseario particular y que cambió mi modo de verme a mi mismo dentro de la carrera. Dijo, "jóvenes, que el título de psicólogos no se les vuelva un pedestal sobre el que se van a subir para luego pasar pateando la cabeza de las personas.
Otro profesor me dijo en una clase de tecnología (mientras estuve en bachillerato, salí de Bachiller en electrónica) : "Castro, no ande creyendo ni pensando que un día se va a creer que es cuche y se va a andar hartando toda la mierda.

Bueno, el texto del que hablo es "Acción e Ideología. Psicología social desde Centroamérica", de Ignacio Martín Baró. Leyendo el primer capítulo "Entre el Individuo y la sociedad", me acordé que hacía tiempo no había releído un artículo suyo que apareció en la revista ECA y que se llama "Hacia una Psicología de la Liberación". Revisé el artículo, y me llevó a reflexionar sobre el porqué hago ésta tesis y no elegí otro tema. Me acordé de las tres tareas urgentes: la recuperación de la memoria histórica, la desideologización del sentido común y de la experiencia cotidiana, y la potenciación de las virtudes populares.

En primer lugar, la recuperación de la memoria histórica. EL padre Baró señalaba que la lucha cotidiana por la satisfacción de las necesidades básicas fuerza a la gente a vivir en un eterno presente, en una realidad aparentemente natural y ahistórica, que es aceptada sin más. Agregaba que ésto imposibilita sacar lecciones de la experiencia y con ello poder intepretar el presente con miras a transformar el futuro.
Describe así la recuperación de la memoria histórica:

Se trata de recuperar no sólo el sentido de la propia identidad, no sólo el orgullo de pertenecer a un pueblo así como de contar con una tradición y una cultura, sino, sobre todo, de rescatar aquellos aspectos que sirvieron ayer y que servirán hoy para la liberación. Por eso, la recuperación de una memoria histórica va asuponer la reconstrucción de unos modelos de identificación que, en lugar de encadenar y enajenar a los pueblos, les abra el horizonte hacia su liberación y realización.

Ésto me llevó a pensar sobre la reciente celebración de los 25 años de ARENA. Y qué habrá de rescatable de sus acciones a lo largo de su historia para la liberación de las mayorías. Sigo pensando en qué podrá haber, quizás queda un legado de errores en la conducción de un gobierno, la sistemática descalificación y/o eliminación por cualquier medio de todo grupo o persona que presente oposición a sus ideas y proyectos (incluso desde posturas pensantes y propositivas, como lo eran los mismos jesuitas), la superposición de los intereses sectoriales a los intereses de la mayoría, el doble discurso, la demagogia y una retahila de cosas más que se me vinieron a la cabeza. Hay muchas lecciones que ellos y nosotros podríamos sacar. Verse a sí mismos como un Cadillac que no avanza tan rápido como quisieran se debe a sus mismos errores, al error principal de creer que sus visión de la realidad es la verdad absoluta, de creer que ellos han "salvado al país" cuando quienes conformamos ésta nación necesitan salvarse a sí mismos, de creer que los beneficios que obtienen de su ejercicio del poder serán eternos. Y no sigo porque ya va a ser hora de almuerzo y vaya a ser que me arruine el apetito.

La segunda tarea propuesta es la desideologización de la experiencia cotidiana. Menuda tarea. El conocimiento es una construcción social. La manera en cómo nos tratamos, los hábitos alimenticios (sigo pensando en el amuerzo), nuestra doble moral, la paranoia en que vivimos son construcciones sociales. No es moco de chumpe (pavo) desideologizar la experiencia cotidiana, desentrañar de nosotros nuestra propia alienación y luego ir a sacarle los trapos al sol al vecino. Es una tarea que requiere valor y compromiso, partir desde nosotros hacia afuera. Porque es facilísimo contarle las costillas al misógino del vecino, al mandón del jefe, a la anticuada maestra de m'ijo; Dios guarde andarme esculcando a mí mismo, ver qué tengo de machista, de autoritario, de paranoico. Y "más pior", como decía y escribía un mi profesor de literatura de triste recuerdo, ver qué ondas con quienes tienen el poder, porque de ellos depende mi sustento.
Decía el padre Baró que
Desideologizar significa rescatar la experiencia original de los grupos y personas y devolvérsela como dato objetivo, lo que permitirá formalizar la conciencia de su propia realidad verificando la validez del conocimiento adquirido. Esta desideologización debe realizarse, en lo posible, en un proceso de participación crítica en la vida de los sectores populares, lo que representa una cierta ruptura con las formas predominantes de investigación y análisis.
Osea que hay que volver objeto de estudio esas cosas que nos parecen tan naturales, cosas como que se vea tan natural que un hombre mayor ande con alguien menor y que se critique a una mujer que está saliendo con un hombre más joven que ella. Hay que ir y comenzar a describir todos los fenómenos que ocurren y que nosotros no cuestionamos, hay que ir hasta la médula de nuestras maneras de relacionarnos con el mundo y ver qué sacamos de ellas para transformar la realidad. Ahí es donde siento que puedo aportar mínimamente con mi investigación. En sacar de las penumbras y las especulaciones a los familiares de los migrantes y exponer qué, cómo, cuando, porqué, y para qué. Quizás si recupero un poco de la experiencia de éstas personas puedan otras personas aprovechar ése conocimiento para hacer investigaciones más profundas y con ello proponer cosas que ayuden a sacara éstas personas de la inamovilidad a la que parecen estar sometidos. Ojalá así fuera.

Finalmente, dice el padre Baró,

"...debemos trabajar por potenciar las virtudes de nuestros pueblos. Por no referirme más que a mi propio pueblo, el pueblo de El Salvador, la historia contemporánea ratifica día tras día su insobornable solidaridad en el sufrimiento, su capacidad de entrega y de sacrificio por el bien colectivo, su tremenda fe en la capacidad humana de transformar el mundo, su esperanza en un mañana que violentamente se les sigue negando. Estas virtudes están vivas en las tradiciones populares, en la religiosidad popular, en aquellas estructuras sociales que han permitido al pueblo salvadoreño sobrevivir históricamente en condiciones de inhuma opresión y represión, y que le permiten hoy en día mantener viva la fe en su destino y la esperanza en su futuro a pesar de la pavorosa guerra civil que ya se prolonga por más de seis años. "
El padre escribió ésto en 1986. Tres años más tarde sería brutalmente asesinado por un grupo de militares azuzados por aquellos que celebran al son de "patria si, comunismo no" y "libertad se escribe con sangre" (de los que se nos opongan, añadiría mi versión personal del Dr. Merengue) 25 años de creer que son la voz de las mayorías populares. De las mayorías populares de metrocentro para arriba, como divide la Choly a San Salvador (otra vez mi Dr. Merengue).

Potenciar las virtudes de nuestro pueblo requiere conocerle, inmiscuirse en él, ir de nuestra orilla a la orilla del pueblo que no conocemos o que vemos de lejitos. Requiere preguntarle, hacer que hable. No cuesta mucho, la verdad; pedile a un salvadoreño que te cuente cómo hace para sobrevivir, para ir día a día en medio de las trabazones, los asaltos, las extorsiones, los asesinatos, la corrupción y los alabanzas al presidente; seguro tenés para hablar una vida por lo menos. Comprometerse con ésta transformación, con salir del cascarón de la profesión y conocer la realidad lejos del asepticismo es todo un reto, pero cuando tenés el porqué siempre encontrás el cómo.

Pongo estas reflexiones en torno a Baró porque creo en su vigencia para cualquier persona que trabaje con personas, quienes trabajan con máquinas bien que encuentran algún modo de llevar éstas ideas a la práctica, siempre hay un como si tenes el porqué, ya lo dije antes. Contribuir a ésa transformación, a ésa liberación de la que habló el p. Baró es una tarea que trasciende el campo de trabajo en que nos ganemos el pan de cada día. Es tarea de todos. Veamos cómo hacemos para lograrlo.


Salú

P.D.: Gracias a tod@s por seguir viniendo y por el apoyo a su servidor. Hacen que quiera ser mejor.
Actualización: Como notarán quienes me visitan con alguna frecuencia, hay ciertos cambios en el aspecto general del blog. Ahor por la tarde migré el blog al Bloger Beta. A ver qué tal me va. Me gustaría que me contaran si no les funciona o algo así. (03/10/2006 11:53PM)