miércoles, 6 de mayo de 2015

9 años

Una noche hace nueve años empecé este blog como un intento de desahogo, de vaciar ideas rondando en mi cabeza. Decía entonces que sería más seguro tenerlas acá, en la virtualidad, que medio kilogramo dentro de mi cabeza.

Lo que empezó como una suerte de catarsis pasó a ser un espacio para opinar de la realidad, recordar a personas que me parece necesario tener en la memoria, para preguntarme, para proponer dos o tres cosas. En fin, para ejercer mi derecho a hablar, a que quede constancia de que mi paso por el mundo no fue una mera actuación.

Escribir Alta Hora me llevó a muchas cosas: participar activamente en redes sociales, a abrir otros blogs , a participar de experimentos colectivos, a conocer a gente desde esta virtualidad al clásico cara a cara, entre tantas otras. Más que nada, a dejar constancia de lo que decía en esa entrada. mi convertimiento en persona. En nueve años de llevar este blog, a veces más constante, otras tantas menos, puedo mapear diversos momentos de mi vida, algunos más felices, otros menos. Y ahí quedará mientras siga funcionando el servicio.

Hoy, que mi vida ha cambiado tanto desde aquel 5 de mayo, que dentro de las incertezas de esta vida todo parece irse encaminando en ciertos aspectos de mi vida, tengo este espacio (y mi otro blog, que debió surgir para lo que no iba cabiendo acá) para  recordar aquellos momentos en donde mucho parecía no estar claro.

Hoy son otras cosas las que me inquietan. Como entonces, es mejor dejar constancia de ellas acá, mientras medio kilogramo adentro de mi cabeza puedo cavilar sobre el privilegio hermoso de esta vida y el chance de hacer algo significativo.