lunes, 29 de mayo de 2006

Asco Vital

finaliza el día
es poco deciros lo dificil que ha sido no morir
solo me salvan sus ojos que ahora no me miran
sus ojos cerrados en la penumbra
se mueven al compás de mundos mejores.

Yo me quedo
porque así quiero.
O quiero creer.

Ha sido un día difícil al final de todo, pese a que he visto a mis amigos y he cocinado un delicioso asado al mediodía. He disfrutado mucho eso, y subir mis fotos al flickr, y ver a mis amigos por la noche. Pero he hablado con mis padres sobre algunas cosas que han pasado y eso me ha dejado un sabor agridulce en el alma, con algo de rabia y tedio. Pero todo va a mejorar, nada de ésto es gratuito. Dios no juega a los dados con el universo, decía Einstein.

Cuántas veces nos encontramos en encrucijadas vitales, en situaciones en donde optar por una opción u otra te hace entrar en conflicto. ¿A quién servir? Responder a las demandas de los demás, las actuales o las internalizadas con los años y que ahora resuenan cuando haces cosas; o responder a tu impulso vital, a tu pasión encendida, a tu orgullo, a tu dolor.

Sólo sé que a partir de ahora, por una promesa que he hecho a Guidos, dejaré uno de mis vicios: tomar gaseosa. Esto porque con Mario le hemos prometido que durante este mes no tomaremos gaseosa en solidaridad con él, que no puede tomar porque esta mal de la gastritis. [Vaya vieja, lo prometido es deuda. Así que acá vamos]. Por éste medio les contaré como me va con esta promesa. Hey, al menos sé con qué comenzar. Eso es bueno.

Para mientras les copio un excelente poema de Oliverio Girondo para ratos de asco vital. Es de su libro Persuasión de los días, de 1942 . Acompáñenme en mi lectura:

INVITACIÓN AL VÓMITO

Cúbrete el rostro
y llora.
Vomita.
¡Sí!
Vomita,
largos trozos de vidrio,
amargos alfileres,
turbios gritos de espanto,
vocablos carcomidos;
sobre este purulento desborde de inocencia,
ante esta nauseabunda iniquidad sin cauce,
y esta castrada y fétida sumisión cultivada
en flatulentos caldos de terror y de ayuno.

Cúbrete el rostro
y llora...
pero no te contengas.
Vomita.
¡Sí!
Vomita,
ante esta paranoica estupidez macabra,
sobre este delirante cretinismo estentóreo
y esta senil orgía de egoísmo prostático:
lacios coágulos de asco,
macerada impotencia,
rancios jugos de hastío,
trozos de amarga espera...
horas entrecoratadas por relinchos de angustia.

Girondo, O. (2001). Veinte Poemas para ser leídos en el tranvía. Calcomanías y otros Poemas (4ª Ed.). Madrid: Visor Libros

sábado, 6 de mayo de 2006

Bitácora del día y La Parca y el ahora

Bitácora:
Un día muy movido: terapia en la mañana, estar con Vero en la tarde, visitar a mi abuela en la noche.
La terapia está bien, aún después de leer sobre el enfoque teórico que sustenta el trabajo de mi terapeuta (Óscar) y darme cuenta que mi proceso ha sido atípico y nada apegado a la línea teórica; es increíble como algunas cosas bien hechas pueden mover el tapete y descubrir la carga que supone la existencia. Tengo que trabajar más sobre ese dificil tema de mi papá.

Vero. Es punto y aparte saben... por eso lo dejo así.

La Parca y el ahora

La vida se va diluyendo en modos insospechados, y es el caso de mi abuela, a quien la vejez le llegó un día que no quiso y después de eso todo parece ir más rápido. El declive en su salud ha sido progresivo y casi exponencial y todos tememos que esta navidad nos llegue con una silla vacía en la mesa y con el eje simbólico de la familia articulando oraciones mas cerca de Dios.

Esta última circunstancia me hace pensar en las maneras de enfrentarse a la muerte, cuando ésta está en ciernes. Alguna vez alguien me dijo que llega un momento en la vida en que sos capaz de reconocer que la muerte está a las puertas, esperando por vos. Muchos nos damos cuenta de ello al final de la vida, como mi abuela. Otros encontramos esta conciencia de nuestra temporalidad en la muerte de otros, cercanos y de nuestra edad o menores y nos nace por un momento la duda si el siguiente podría ser uno mismo.

Un principio casi general es que a mi edad nadie o casi nadie piensa en morirse, aún en este país hecho para probar catapultas y trampas, sin embargo al llegar esa conciencia de la mortalidad hay muchas maneras de afrontarla, entre ellas, autocuidarse, abatirse por cada enfermedad y dolor que nos sale, etc. Creo que casi nadie encuentra en ese momento, que llega quizá a la entrada de los "enta", la oportunidad de comenzar a vivir en plenitud. Y es que en la ruta hacia esa época nos llenamos de un montón de "deberías" que nos hacen pasar por ese suceso pensando en metas mas terrenas, oteando un futuro lejano y dejando de lado el necesario ahora.

¿Es tan dificil el ahora que elegimos pasar en el pasado o en el futuro? Unos eligen vivir ayer y otros pensar nada mas en el futuro, y dejan de lado su experiencia en el ahora, viviendo en cierto modo en una suerte de inercia, de dejarse llevar. Así, para unos parece que el pasado ya determino todo y por ende hay poco que hacer; para otros el futuro es lo que importa y por ir viendo hacia adelante no son capaces de detenerse a ver en donde están parados.

Uds. que me leen, ¿eligen qué? ¿el ayer que ya pasó o el futuro que está por verse?

Yo creo que vivir el aquí y en el ahora ahorra la triste transición. Elegimos la vida y enfrentamos la muerte a diario, sin darnos cuenta. Hacernos conscientes de ello conduce de un modo u otro a tomar decisiones-no-fruto-de-la-inercia. Y eso, mis amig@s, es trascender, que es lo que importa.

(Mas tarde se despide Zidane del Bernabéu. A esa hora estaré con la gente de la parroquia reflexionando sobre nuestras vidas y Dios y etc. Hermoso día. Así sea)

viernes, 5 de mayo de 2006

Ejem...


He decidido al fin iniciar mi blog como un modo de mantenerme alejado de los malos pensamientos. Es decir, si estos están a treinta centímetros de mi cabeza, deben ser menos peligrosos que tenerlos medio kilogramo adentro. Ojalá y mis amables lectores tengan paciencia para conmigo en este proceso de mostrar el convertimiento en persona. Ahi les dejo esto que encontré mientras tomaba la terrible decisión de ponerle nombre a este experimento:

¿Nos olvidamos, a veces, de nuestra sombra o es que nuestra sombra nos abandona de vez en cuando?

Oliverio Girondo. 1932.
Buenas noches.