lunes, 21 de mayo de 2012

De Don Joaquín y los ¿nuevos? activismos


A ratos me da por reivindicar, en persona, que antes de toda esta nueva ola de activistas 2.0 hubimos quienes hablábamos ya, con algunos argumentos bajo el brazo de todo lo que habría de venir. Este y otros blogs fueron espacios desde donde se mantuvo y se mantiene una postura crítica ante las veleidades del poder, especialmente del ejercicio del mismo de parte de quienes hoy quieren dárselas de muy dignos, de muy correctos. Como los llamó nuestro amigo, el de Nazareth: sepulcros blanqueados.

"los contenidos más apegados a la verdad y menos obscenos circulan por medios tradicionales de comunicación, mientras que la basura, la mentira y la calumnia transitan vía correo electrónico, blogs y uso anónimo del espacio que otros medios ofrecen para comentar noticias o artículos de opinión.". 
(Joaquín Samayoa)
Tarde y un poco desubicado parece haber llegado don Joaquín a este mundo donde nuestro derecho a expresarnos de la manera como nos dé la gana se usa de la misma manera que una tertulia de amigos: hay quienes hablamos con libertad de vocablos, hay quienes no, hay quienes dicen verdades, a quienes no. Me pregunto qué escribiría al escuchar lo que habla la gente en la calle, lo que hablan los de los círculos que frecuenta y de aquellos a los que no. Talvéz entonces pondría a los blogs en la misma categoría que las pláticas de sobremesa, de los chambres de pasillo, etc. 

Dejando de lado la gana de cantarle "sana sana, culito de rana..." al don -aunque puede que le ofenda que se mencione la palabra "culito"-, es un hecho que de a poco más comentaristas tradicionales de los grandes medios ponen ojo a lo que se dice en estos lados. Y este maitrito no es el primero que viene a escandalizarse de la libertad de expresión de los blogs. Como diría la Virgina, da ternurita ver su reacción ante el panorama.



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Leer el comentario del don en cuestión me ha llevado a reflexionar sobre el papel de la web en torno al devenir político del país. Si bien algunos políticos no ponen atención a lo que escriben en las redes sociales o viven en la paranoia de ataques orquestados en su contra, es un hecho que tanto medios como políticos en general ponen mucha atención a lo que se dice. Los medios tradicionales incorporan contenidos de lo que sus seguidores dicen en los espacios de opinión que administran dichos medios en las redes sociales (y a ello le llaman opinión ciudadana).

Esto se veía venir y es parte de lo que va ocurriendo en el mundo. Nuevas dinámicas van apareciendo y seguramente iremos encontrando más maneras en como los medios tradicionales van encajando con el contenido en la red. Lo llamativo viene siendo como lo que ocurre en la red va calando en los medios y a su vez en la vida cotidiana, y más concretamente en la actividad política. Recientemente en nuestro país y en muchas otras partes se ha puesto de moda la organización de movidas políticas generadas por usuarios de la web (y digo moda porque habrá que ver si siguen después de las presidenciales de 2014). Repentinamente, jóvenes -en su mayoría -, tan apáticos e incrédulos de la acción política de calle, se han volcado a favor de cuatro magistrados de la sala de lo constitucional y se han organizado para demostrar su indignación ante nuevas acciones de los diputados que subrayan su nada nueva búsqueda de beneficios personales. 

Con todo y lo bueno que es que la gente se organice y haga oir su voz, que diría Ellacuría, es llamativo como estas protestas reciben no solo la atención mediática si no hasta el beneplácito de algunos sectores que siempre han defenestrado contra las reivindicaciones populares expresadas en la calle. Incluso algunos hasta se aventaron a salir y alzar su puño derecho al aire. No hace mucho,  hasta se juzgaba como terrorista a la gente que salia a protestar contra una medida gubernamental. En concreto, recordaba hace poco cuando se capturó, acusando como terroristas a personas que se manifestaron contra una medida gubernamental; parecería que un largo trecho ha pasado desde entonces (cinco años parecen ser mucho tiempo en este país), cuando escribía yo, en este mismo espacio:

" Para el gobierno de ARENA:
Terrorismo = manifestar publicamente el descontento o desacuerdo con las medidas adoptadas por el gobierno del presidente Elias Antonio Saca, vigente presidente de el partido ARENA.
Para Elias Antonio Saca y su gobierno, infunde terror que la gente ejerza su libertad de expresión en la calle, usando pancartas donde se dice que no quieren que se privatice el sistema de distribución del agua potable.
A el presidente de ARENA le infunde terror que la gente diga que su gobierno de "sentido humano" es una patraña y exprese su indignación por la saturación de propaganda pro gubernamental y pro partido ARENA. "

Me pregunto si tanto ha cambiado el ambiente social. Realmente no.

Pero las cabezas visibles, y las reivindicaciones si han cambiado. También el cómo se organizan estos movimientos y alrededor de quienes. Los líderes de los nuevos activismos salen en la tele, son invitados a hablar o a se escuchados, organizan cafés con algunos a quienes se da por llamar "líderes de opinión", son reclamados por los nuevos aglutinamientos de organizaciones "cívicas" y se hacen llamar la sociedad civil. Y acentúan el civil por aquello de que no militan, solo se indignan de manera tan civilizada que hasta papel higiénico utilizan.

A veces me da por pensar hacia donde irá todo esto. No dudo en ponerme un margen de evaluación: las presidenciales y un poquito más allá. Los ciclos de elecciones dan estos fenómenos de movilizaciones a favor o en contra de. Con seguridad desde la asamblea se darán motivos para indignarse y protestar. Con la nueva "vigilancia ciudadana", habremos de darnos cuenta -espero- de los renovados cuentos viejos de lo que ocurre en el primer órgano del estado.

Hay que decirlo, en general soy escéptico de estos ciber activismos, de lo efímero que pueden ser en la medida en que no encuentro su conexión con las aspiraciones de aquellos que no usan hashtags y no tienen famosos que los acompañen a la renovada plaza que está a medio camino de metrocentro y los modernísimos centro comerciales que con tanto orgullo señalaba Rodrigo Ávila como ejemplo de nuestro progreso como nación. Pero habrá que ver si el tiempo, ese gran borrador automático que invocaban en un cuento cuyo autor no recuerdo, logra hacer que estas virtuales líneas sean solo el manifiesto de alguien que hablaba mucho antes de ir a dormir.


Víctor

1 comentario:

Denis Ortíz dijo...

Este post me hace pensar en la infame ley SOPA, que demuestra que, los poderes políticos del mundo se han dado cuenta de que, sus aparatos de (des)informacion de TV y prensa que les sirven se estan volviendo obsoletos gracias a la libertad y anonimato que proporciona el internet.