jueves, 13 de marzo de 2014

Un año atrás, Francisco

Como en el paisito electoral siguen los dramas y triquiñuelas, daremos tiempo a que se oficialice del todo todo lo que ya se sabe,  y recordaré algo que ha sido sumamente importante para mi y para muchos otros católicas y católicos en el mundo.

Tiro una hilera de tweets de aquel día, hace un año exacto y casi a la misma hora:








Y esto puse en mi FB, compartiendo un artículo sobre su presentación:



Me releo y siento mi propia desconfianza y a la vez la gana de tener esperanza nuevamente. Esperanza que se ha ido viendo animada por los gestos de un hombre que tiene el peso de conducir una de las instituciones sociales más grandes y determinantes en la humanidad. Una que tiene el potencial de cambiar cosas para bien, para hacer de este mundo un lugar distinto, mejor.

Queda mucho por hacer. Mucho. Todos los días me lo recuerda saber que en la tierra donde vivo, la jerarquía y su corte han ido en sentido contrario al esperado, que los mismos fieles excluimos, apartamos, segregamos y nos dividimos. Que vamos con toda pompa y circunstancia clamando al cielo, ufanándonos de nuestro lindo rito y nuestra purísima vida de gracia mientras vamos deshaciendo las pocas posibilidades y signos que nos pueden llevar por el camino de la paz, la justicia y la solidaridad.

Hoy elevaba una oración por el Papa, pero pensaba en nosotros, en nuestro compromiso por hacer de este mundo un lugar donde todos cabemos, donde todos podemos vivir. Pensaba en nuestro afán diario por tener más, por ser más, por ganar siempre. Pensaba en esa incapacidad de conmovernos, de empatizar, de confiar, de escuchar, de servir para algo que vaya más allá de nuestro propio beneficio.

Eso. Antes, en este blog, solía hablar de los gestos que no perecen. Los del Papa, que han hecho buen ruido en este mundo tan fácilmente dado a detestar a una institución tan antigua,  no habrán de caer en el olvido, a pesar de lo vano de la fama en este mundo. A ver si nosotros empezamos a hacer también, de una vez, gestos que desde la sencillez, desde el desprendimiento, desde la búsqueda de unir, desde el sentir con el otro, vayan transformando este mundo.

Víctor

3 comentarios:

Flor Aragón dijo...

Qué bonito esto, Víctor. Es un remanso de paz en medio de los últimos acontecimientos nacionales.

Flor Aragón dijo...

Qué bonito esto, Vîctor, es un remanso de paz en medio de los últimos acontecimientos nacionales.

Victor dijo...

Gracias Flor. Muy amable.

Saludos