martes, 3 de abril de 2007

Solo

Bien, si nos centramos en cómo halla el sentido el hombre de la calle nos daremos cuenta que existen tres caminos que nos llevan a dar sentido a la vida: primero, cumpliendo un deber o creando un trabajo; segundo, experimentando algo o encontrando a alguien; en otras palabras se puede hallar un sentido no solo en el trabajo sino en el amor. Pero el más importante es el tercer camino: cuando nos enfrentamos a un destino que no podemos cambiar, estamos llamados a dar lo mejor de nosotros mismos, elevándonos por encima de nosotros mismos, elevándonos por encima de nosotros mismos y creciendo más allá de nosotros mismos; en una palabra a través de la transformación de nosotros mismos. Esto es válido indistintamente para los tres componentes de la tríada trágica - dolor, culpa y muerte -, en la medida en que consigamos convertir el sufrimiento en éxito y en un logro humano; extraer de la culpa la oportunidad para cambiar para mejor; y ver en la transitoriedad de la vida un incentivo para emprender una acción responsable.

El hombre en busca del sentido último
Frankl, Victor (1997)



Hace calor. Es la una y media de la mañana y en mi cuarto me desespero. Es semana santa, si o tuviera aún que trabajar no estaría frente a la PC oyendo como Jimi Hendrix hacía llorar a la guitarra.
Han sido días extraños. El ánimo anda bien pero las ganas de trabajar son pocas. Me fuerzo a ello y no me gusta, pero algo habré de hacer porque no me queda de otra. Me espera una semana solo, mi familia pasará fuera casi todos los días. Habrá tiempo para pensar y poco más que eso.

Pensar en cosas como esa que encontré en el primer libro disperso que tome justo hace un rato que me dirigía al baño (si, leo en el baño). Mientras disfrutaba de esa paz que últimamente no disfruto cuando me voy a sentar al "trono" (el estrés me jode en el sistema digestivo) encontré esa parte de una conferencia de Frankl. Y me quedé con cara de circunstancia (si ven mis animados posts personales de los últimos días entenderán la relación) y pude pensar un poco mejor ciertas cosas. Valorar lo que hago, lo que tengo, y a la larga el sentido final de este caminar son cosas que usualmente hago y les habia perdido el tono.

No es que me sienta mejor, pero veo una luz en el túnel. Curiosamente la luz no me la da nadie si no yo mismo y mis lecturas de retrete en el calor de la semana santa. Vaya cosa eh.

Saludos, crazy diamonds!

Victor con sentido.

4 comentarios:

ixquic* dijo...

Si vaya cosa!.

Leyéndote se me vino la imagen de una coreografía que vi el año pasado. Hecha e interpretada por Mexicano y que trataba sobre la vida y la muerte.

En escena un hombre desnudo (porque está partiendo de este mundo) salta frenéticamente por alcanzar una luz y no puede, suda y se cansa. Se percibía su angustia. Luego dice que eso era en vano, porque él no entendía que la verdadera luz salía de él.

eso me impactó como ahora lo hacen tus palabras,

me agrada tu madurez!

Saludos,

Victor dijo...

Me agrada verte por acá de nuevo Ix. La verdad si, a veces en el trajín que se pasa uno de repente se olvida que el mundo refleja la luz que uno proyecta en él. Esa lectura y la lluvia deliciosa que dejé caer sobre mi ayer me lo recordó.

Saludos

Vic

Unknown dijo...

Leer en el trono se me hace una práctica de lo más saludable y entretenida, yo lo haría si no fuera porque siempre llevo tanta prisa que no me da tiempo para pensar en llevar algo, que pena la confesión pero X.

La lluvia en estos días cae bien, particularmente bien,

Saludos.

Victor dijo...

Yo creo que deberías tomártelo con más calma, Sandra... eso favorece que todo "fluya" apaciblemente :D

Saludos!