jueves, 24 de marzo de 2011

Monseñor Romero: Una invitación a su palabra

Quisiera decir muchas cosas en este 31 aniversario del martirio de Monseñor Romero. De entre tanto, quizás sea lo mejor contarles esto.

Anoche, mientras preparaba un documento quise recuperar la siguiente frase de Monseñor sobre el diálogo:

"Hermanos, el diálogo no se debe caracterizar por ir a defender lo que uno lleva. El diálogo se caracteriza por la pobreza: ir pobre para encontrar entre los dos la verdad, la solución. Si las dos partes de un conflicto van a defender sus posiciones, solamente saldrán como han entrado" (Homilía 20 de noviembre de 1977)

Y estaba yo en medio de una situación bien jodida. Vivo días intensos en el trabajo. Intento encontrar calma en medio de todo lo que ocurre para salir adelante con las responsabilidades que tengo, que me afectan no solo a mi si no además a quienes busca beneficiar mi trabajo. Buscando la frase que estaba antes, encontré esta oración, que Monseñor dijo en su homilía del 30 de julio de 1978:

"Señor, no me des riquezas, no me des vida larga o corta, no me des poderes en la tierra que embriagan a los hombres, no me des locuras de idolatría de los falsos ídolos de este mundo. Límpiame, Señor, mis intenciones y dame la verdadera sabiduría del discernimiento, para distinguir entre el bien y el mal, dame la convicción que sentía san Pablo de sentirse amado"  
Yo, que soy creyente católico, creo que Dios habla a nosotros de muchas maneras. Coincidencia o no, anoche necesitaba más que la iluminación de Monseñor sobre el diálogo, esa oración pidiendo el discernimiento para encontrar el camino correcto. No es primera vez que busco lo que dijo Monseñor sobre este o aquel tema. Lo bueno de haber tenido un profeta acá cerca es que no necesito irme lejos de mi realidad para iluminar este o aquel tema espinoso que debo abordar. Encuentro en la palabra de Monseñor esa posibilidad de trascender el contexto religioso en que fuera pronunciada y poder iluminar el camino en contextos que no tienen necesariamente que ver con materia de fe.

Yo esperaría que mas allá de los homenajes y de que este dia fuese declarado por Naciones Unidas como el "Día Internacional del Derecho a la Verdad en relación con Violaciones Graves de los Derechos Humanos y de la Dignidad de las Víctimas" con Monseñor Romero como ejemplo, nosotros, ciudadanos y ciudadanas, creyentes o no buscásemos conocer lo que Monseñor dijo.

Mas allá de ideologías y credos, su mensaje toca nuestra realidad aún 31 años después de su muerte. Su mensaje es universal y muchos pueblos han encontrad en su palabra y su ejemplo la inspiración para luchar por la justicia y la paz.

En estos tiempos difíciles que vivimos en el país resulta necesario que nosotros, que lo tenemos enterrado en el corazón de neustra capital, vayamos al encuentro de su palabra, que antes que al mundo iba dirigida a nuestra patria. A nuestra salvadoreña consciencia.

Ojalá demos el paso y conozcamos su mensaje e inspirémonos en su ejemplo a luchar por la verdad, la paz y la justicia. Pocas cosas harían tanto bien como eso a nuestra patria.

Víctor

P.D.: Debo decir que cuando encontré la oración y me la leí en voz alta, me recorrió un escalofrío por la espalda y leugo vino a mi una sonrisa y una sensación de haber encontrado lo que necesitaba  Sabe Dios como causar a uno las emociones más fuertes cuando uno menos lo espera. Y no puedo más que darle gracias.

lunes, 21 de marzo de 2011

De visitas a la tumba de Monseñor Romero

El 17 de febrero de 1980, unas semanas antes de ser ejecutado el asesinato planeado por un ex alumno graduado en 1972 de la "Escuela de las Américas", Monseñor Oscar Arnulfo Romero leyó  esta carta que había escrito al entonces presidente de los Estados Unidos, "Jimmy" Carter, para preguntarle a su pueblo si aprobaba dicho mensaje:
Señor Presidente:

En estos últimos días ha aparecido en la Prensa Nacional una noticia que me ha preocupado bastante: Según ella su gobierno está estudiando la posibilidad de apoyar y ayudar económica y militarmente a la Junta de Gobierno.

Por ser usted cristiano y por haber manifestado que quiere defender los Derechos Humanos me atrevo a exponer mi punto de vista pastoral sobre esta noticia y hacerle una petición concreta.

Me preocupa bastante la noticia de que el Gobierno de Estados Unidos esté estudiando la manera de favorecer la carrera armamentista de El salvador enviando equipos militares y asesores para "entrenar a tres batallones salvadoreños en logística, comunicaciones e inteligencia". En caso de ser cierta esta información periodística, la contribución de su Gobierno en lugar de favorecer una mayor justicia y paz en El Salvador agudiza sin duda la injusticia y la represión en contra del pueblo organizado que muchas veces ha estado luchando porque se respeten sus derechos humanos más fundamentales.

La actual Junta de Gobierno y sobre todo las Fuerzas Armadas y los cuerpos de seguridad desgraciadamente no han demostrado su capacidad de resolver, en la práctica política y estructuralmente, los graves problemas nacionales. En general sólo han recurrido a la violencia represiva produciendo un saldo de muertos y heridos mucho mayor que los regímenes militares recién pasados cuya sistemática... violación a los derechos humanos fue denunciada por la misma Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

La brutal forma como los cuerpos de seguridad recientemente desalojaron y asesinaron a ocupantes de la sede de la Democracia Cristiana a pesar de que la Junta de Gobierno y el Partido- parece ser -no autorizaron dicho operativo es una evidencia que la Junta y la Democracia Cristiana no gobiernan el país sino el poder político está en manos de militares sin escrúpulos que lo único que saben hacer es reprimir al pueblo y favorecer los intereses de la oligarquía salvadoreña...

Si es verdad que en noviembre pasado "un grupo de seis americanos estuvo en El Salvador (...) suministrando doscientos mil dólares en máscaras de gases y chalecos protectores e instruyendo sobre su manejo contra las manifestaciones" Ud. mismo debe estar informado que es evidente que a partir de entonces los cuerpos de seguridad con mayor protección personal y eficacia han reprimido aún más violentamente al pueblo utilizando armas mortales...

Por tanto, dado que como salvadoreño y Arzobispo de la Arquidiócesis de San Salvador tengo la obligación de velar porque reine la fe y la justicia en mi país, le pido que si en verdad quiere defender los derechos humanos:
- Prohíbase esta ayuda militar al Gobierno Salvadoreo.
- Garantice que su gobierno no intervenga directa o indirectamente con presiones militares, económicas, diplomáticas, etc.

En estos momentos estamos viviendo una grave crisis económico-política en nuestro País, pero es indudable que cada vez más el pueblo es el que se ha ido concientizando y organizando y con ello ha empezado a capacitarse para ser el gestor y responsable del futuro de El Salvador y el único capaz de superar la crisis....

Sería injusto y deplorable que por la intromisión de potencias extranjeras se frustrara el pueblo salvadoreño, se le reprimiera e impidiera decidir con autonomía sobre la trayectoria económica y política que debe seguir nuestra patria.

Supondría violar un derecho que los obispos latinoamericanos reunidos en Puebla reconocimos públicamente -cuando dijimos- "La legítima autodeterminación de nuestros pueblos que les permita organizarse según su propio genio y la marcha de su historia y cooperar en un nuevo orden internacional..." (Puebla, 505).

Espero que sus sentimientos religiosos y su sensibilidad por la defensa de los derechos humanos lo moverán a aceptar mi petición evitando con ello un mayor derramamiento de sangre en este sufrido país...

Atentamente,
Oscar A. Romero (Arzobispo)

El pueblo aplaudió, aprobando así el mensaje.

Me pregunto si Barack Obama habrá leído esta carta. Me pregunto si talvéz, sus asesores, para contextualizarle, le habrán resumido las "memorable quotes" (frases mmorables) de esa homilía. Si es así, le debieron citar esto:

Por eso, hermanos, no es un prestigio para la Iglesia estar bien con los poderosos. Este es el prestigio de la Iglesia: sentir que los pobres la sienten como suya, sentir que la Iglesia vive una dimensión en la tierra llamando a todos, también a los ricos, a convertirse y salvarse desde el mundo de los pobres, porque ellos son únicamente los bienaventurados...

No se honra a Monseñor Romero porque lo visite el supuesto  hombre "más poderoso del mundo". Se honra cuando en una misa conmemorativa, una pareja de ancianos de un cantón pobrísimo de Morazán me contestan sonrientes que valió la pena el dolor de canillas por la caminata y el largo viaje desde su casa. Al fin pudieron venir a la tumba de Monseñor, su Monseñor.

Eso.

Víctor

jueves, 10 de marzo de 2011

Pena ajena


Mas allá de la valoración, ponen en evidencia lo volátil de la opinión pública, que pasa con facilidad de centrarse en los conteos de víctimas fatales de accidentes de buses a discutir por lo que dijo un gringo "famoso". 

Menudos funcionarios tenemos defendiendo "la honra" nacional, blandiendo argumentos de quinceañero a un adicto, mientras  en Arizona se rocía gas lacrimógeno a los emigrantes cual si fueran cucarachas

Supongo que es más lesivo a la "dignidad" nacional que un sujeto famoso nos califique de "jodidos" que toda una generación piense que estamos tan hechos mierda que hay que huir de acá en cuanto se pueda. 

Roque decía que debían darnos premios de resistencia por ser salvadoreños. Eso. 

martes, 8 de marzo de 2011

Feminicidios: La raíz está en nosotros.

En El Salvador, la muerte violenta de mujeres se incrementó en diez años, al pasar de 195 casos en 1999 a 581 en 2009. En una década han fallecido por esta causa un total de tres mil 578 mujeres. Estas cifras, según recoge el diario español El País, nos lleva a ser el país con la más alta tasa de feminicidios en el mundo, gracias a que esta ha aumentado casi en un 200% en la última década.

Estos son números que por sí mismo llenan los suficiente una boca para abrirla. O deberían de serlo. Pero no lo son. Año con año llegamos a esta fecha y hasta entonces recordamos la lucha contra la violencia hacia la mujer. Y entonces satisfacemos una suerte de lástima o culpa diciendo que hay que luchar contra ello, mientras seguimos viendo a las mujeres como objetos, mientras exaltamos únicamente su labor de reproductora del modo de vida que conocemos, modo de vida que esperamos que reproduzcan sin cuestionarlo en lo más mínimo porque deben ser guardianas de la tradición. Tradición que las restringe aún en sus luchas y que lleva a hacer ver a quienes se toman el trabajo de interpelar a la realidad desde su perspectiva de oprimidas como seres anormales, bichos raros que atentan contra el orden y a los que hay que adjetivar de feas, marimachas y de allí en adelante.

Mucho hay que reflexionar, y no solo sobre el feminicidio como expresión más extremo de un fenómeno que va desde hechos sutiles como la distribución de los espacios del hogar hasta comportamientos manifiestos como el acoso sexual y la violación. El año pasado invitaba a informarnos de todo lo que hay que cambiar aún en relación a las graves desigualdades entre hombres y mujeres, a conocer lo queda por luchar en ese ámbito y a ponernos a la par de las mujeres en su lucha por construir un mundo diferente. Posiblemente sea mucho para algunos.

Algunos necesitamos antes de ello, revisar nuestra propia manera de comportarnos, de relacionarnos con las mujeres que están a nuestro alrededor. Ponernos en sus zapatos. Valorar toda la cantidad de exigencias que directa o indirectamente ponemos sobre ellas: vestirse para verse sensual y femenina, comportarse "como una dama", hacer las labores de casa además de ser un modelo de profesional en el trabajo, desgastar su vida por la familia en detrimento de la propia y callar, callar todo y calificar a las lágrimas de dolor y a los reclamos de justicia de pequeñeces, de niñerías.

Hay mucho de responsabilidad personal en esto. El clima que permite los feminicidios está en cada uno de nuestros comportamientos, en nuestras formas de ver y hacer el mundo en que vivimos. Está en todo aquello que hacemos o dejamos de hacer y que permite que la mujer siga siendo vista y tratada como ciudadano de segunda categoría en esta nuestra sociedad organizada y dirigida por hombres y que es sostenida por las mujeres.

En nuestras manos está pues, no solo hacer funcionar a las autoridades demostrándoles nuestro repudio por no poner atención al tema del feminicidio. En nuestras manos está erradicar el clima que facilita que esa y otras muchas formas de discriminación y violencia hacia las mujeres se sigan dando.

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Antes de iniciar este post me preguntaba yo qué diría Monseñor Romero alrededor de este tema. Me doy cuenta que ya nos lo dijo antes:

" Los nombres de los asesinados irán cambiando, pero siempre habrá asesinados. Las violencias seguirán cambiando de nombre, pero habrá siempre violencia mientras no se cambie la raíz de donde están brotando todas esas cosas tan horrorosas de nuestro ambiente." (Homilía 25 de septiembre de 1977, I-II p. 240).


La violencia hoy aparece también con este nombre. Y la raíz está, más que nunca, en nosotros. 


Es hora de irla arrancando. 

Víctor