El recuento de estos días de ausencia pasa por la muy triste muerte de una de las mascotas de la casa, la Kiara, cachorrita de seis meses e hija de mi perra "Maya", tuvo que ser dormida para siempre por el veterinario, a consecuencia de complicaciones de una extraña afección hepática (hepatitis colestásica). La perrita, que se había vuelto un catalizador del mal humor de mi padre, y en cierto modo el espiritu festivo de la casa, nos ha dejado un hueco en el corazón.
Fue raro cuando la vi por ultima vez, porque no tenia ganas de ir, pero mi hermana insistió en ir y bueno, le agarró la llorazón pues nominalmente ella era la dueña de la perrita. Yo traté de mantenerme sereno, pero cuando me acerque a la perrita hizo lo mismo que habia hecho antes con mi hermana, gimió como diciéndome que le dolia mucho (sere muy psicólogo y lo que quieran, pero creo que los animales nos transmiten algo mas que respuestas condicionadas) e incluso intentó besarme la cara, eso me quebró mi desvinculación emocional del momento y comencé a llorar. Yo he llorado antes por mascotas que se han ido para siempre: mi perico "Loco", un pollito que tuve cuando estaba pequeño al cual pise accidentalmente, un perrito (al que tuve que enterrar yo mismo), Nerón (un perro que es todo un capítulo aparte en la historia de la familia)... pero nunca me habia tocado forzar el adiós a una mascota, a un miembro de la familia. No iba a hablar de esto, pero ni modo, y ahora de nuevo se me viene una lágrima.
Es curioso como incluso por un animalito llegamos a pasar por un duelo, aún cuando solo hayamos compartido seis meses juntos, y esto dice de nuestra capacidad de vincularnos afectivamente con estos seres con los que compartimos el mundo y nuestra vida, aún si es de forma utilitaria. He conocido gente que dice preferir algún animal en particular a las personas, de hecho hubo algunos filósofos que desdecían de la gente, pero ensalzaban a los perros:
En fin, yo también pienso algo parecido que don Schopenhauer: si no hubiese perros el mundo sería una babosada de manera más continua. Lástima por la Kiarita, nos hacía el mundo más alegre a todos en la casa. Pero me queda mi Maya, y bueno, ya habrá algún cachorrito/a que nos llene de alegría, especialmente a mi hermana que es quien ha quedado más afectada.
Adiós Kiarín
Fue raro cuando la vi por ultima vez, porque no tenia ganas de ir, pero mi hermana insistió en ir y bueno, le agarró la llorazón pues nominalmente ella era la dueña de la perrita. Yo traté de mantenerme sereno, pero cuando me acerque a la perrita hizo lo mismo que habia hecho antes con mi hermana, gimió como diciéndome que le dolia mucho (sere muy psicólogo y lo que quieran, pero creo que los animales nos transmiten algo mas que respuestas condicionadas) e incluso intentó besarme la cara, eso me quebró mi desvinculación emocional del momento y comencé a llorar. Yo he llorado antes por mascotas que se han ido para siempre: mi perico "Loco", un pollito que tuve cuando estaba pequeño al cual pise accidentalmente, un perrito (al que tuve que enterrar yo mismo), Nerón (un perro que es todo un capítulo aparte en la historia de la familia)... pero nunca me habia tocado forzar el adiós a una mascota, a un miembro de la familia. No iba a hablar de esto, pero ni modo, y ahora de nuevo se me viene una lágrima.
Es curioso como incluso por un animalito llegamos a pasar por un duelo, aún cuando solo hayamos compartido seis meses juntos, y esto dice de nuestra capacidad de vincularnos afectivamente con estos seres con los que compartimos el mundo y nuestra vida, aún si es de forma utilitaria. He conocido gente que dice preferir algún animal en particular a las personas, de hecho hubo algunos filósofos que desdecían de la gente, pero ensalzaban a los perros:
"Debo confesarlo sinceramente. La vista de cualquier animal me regocija al junto y me ensancha el corazón, sobre todo la de los perros, y luego la de todos los animales en libertad, aves, insectos, etc. Por el contrario, la vista de los hombres excita casi siempre en mi una aversión muy señalada, por que con cortas excepciones, me ofrecen el espectáculo de las deformidades mas horrorosas y variadas: fealdad física, expresión moral de bajas pasiones y de ambición despreciable, síntomas de locura y perversidades de todas clases y tamaños; en fin, una corrupción sórdida, fruto y resultado de hábitos degradantes. Por eso me aparto de ellos y huyo a refugiarme en la naturaleza, feliz al encontrar allí a los brutos".
Arthur Schopenhauer (por cierto, tambien dijo que si no hubieran perros no le gustaría la vida)
En fin, yo también pienso algo parecido que don Schopenhauer: si no hubiese perros el mundo sería una babosada de manera más continua. Lástima por la Kiarita, nos hacía el mundo más alegre a todos en la casa. Pero me queda mi Maya, y bueno, ya habrá algún cachorrito/a que nos llene de alegría, especialmente a mi hermana que es quien ha quedado más afectada.
Adiós Kiarín
1 comentario:
siento tu perdida
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