Debemos, entonces, continuar y profundizar el trabajo conjunto de la Fuerza Armada con la Policía Nacional Civil en materia de brindar seguridad ciudadana. Por esta causa, quiero anunciar esta mañana que he decidido prorrogar durante un año más, la vigencia del Decreto 70 que habilita a la Fuerza Armada a participar en operaciones de mantenimiento de la paz interna.
A la luz del trabajo realizado por nuestros efectivos militares, ya nadie cuestiona su aporte en este campo, como tampoco su respeto escrupuloso a los derechos humanos y su lealtad inquebrantable a la institucionalidad de nuestro país.
A la par sabemos que la buena batalla emprendida es larga y el éxito se obtendrá con una estrategia correcta, estrategia que poseemos, y con el desempeño eficaz y permanente de soldados y policías.
Por lo tanto, estoy seguro de que compartirán las razones que me llevan a mantener esta medida, en el contexto de la batalla de largo aliento que mantenemos contra el crimen organizado y la delincuencia común.
El trabajo conjunto con la Policía, así como la labor de control en centros penales y en puntos ciegos de la frontera, han sido las áreas de desempeño de los efectivos militares y en las mismas, lo han hecho con eficacia.
Sin embargo, a mi juicio –así como a juicio de otros sectores que han apoyado el desempeño militar en materia de seguridad pública- es preciso pensar en una ampliación de las tareas y radios de acción de la Fuerza Armada para profundizar la lucha contra el crimen. Esta ampliación, esencialmente en materia operativa en el territorio nacional, debe ser analizada, consultada y consensuada, de manera que podamos dar una respuesta más contundente a la criminalidad y a la inseguridad.
En función de esta iniciativa, le he pedido al Gabinete de Seguridad que a partir de la semana próxima comience una ronda de reuniones con las fuerzas políticas para compartir y analizar conjuntamente las responsabilidades de la Fuerza Armada, en el marco del Plan de Seguridad.
Releamos el discurso...
Lo primero que pienso es... ¿Qué entiende el presidente por "mantenimiento de la paz interna"? ¿Los 11.3 homicidios diarios de abril? ¿La cantidad no cuantificada de delitos "menores" como robo o asalto a mano armada o con arma blanca que no se denuncian por falta de confianza en las autoridades? ¿La incuantificable cantidad de actos contra la convivencia ciudadana que cometemos a diario? ¿De qué paz habla?
Sigamos adelante...
Dice el presidente que nadie cuestiona el aporte del ejército en las tareas de seguridad pública. En octubre de 2009, a cuatro meses del traspaso de mando presidencial, la Coalición Centroamericana Para la Prevención de la Violencia Juvenil expresaba en un comunicado su rechazo a la medida de incorporar al ejército a las tareas de seguridad pública. Desde entonces y hasta hora, no han sido ellos la única voz que ha cuestionado y/o rechazado tal medida y ha puesto en duda el efecto de la misma. Lo cierto es que cada que se publica la tasa diaria de homicidios, se nos recuerda que el ejército está en las calles. Las declaraciones de quienes opinan al respecto de la seguridad pública también lo citan. En términos de efectividad, la presencia del ejército en la calle es comparable a la efectividad del coitus interruptus para evitar embarazos no deseados. Si el objetivo ha sido puramente en términos de imagen, el daño ha sido más que el beneficio. Y en términos tácticos, dar mas poder a quienes se engolosinaron desde siempre con el poder no puede ser bueno. Los nombres han cambiado, pero la doctrina y los héroes de los militares son los mismos que durante la guerra. No hay un mural de las víctimas inocentes de las malas acciones del ejército desde la masacre del '32, pero si murales en honor a la voz de mando tras la mayor masacre de civiles en América Latina hasta hoy: Domingo Monterrosa.
Se equivoca de largo Funes al creer que existe consenso respecto al papel de la Fuerza Armada en las tareas de seguridad pública. Las ganancias y los costos que genera tener a los soldados patrullando en las calles no han sido evaluados de pleno. La opinión desde quienes trabajan en materia de prevención -tratando de cubrir algo a lo que el gobierno no le ha apostado en serio desde décadas atrás - no es positiva al respecto, y la opinión de las personas que viven en las comunidades en donde patrulla el ejército y que son consideradas de alta peligrosidad no es tomada en cuenta por los medios de comunicación si no hasta cuando les toca aparecer por que ocurrió algún delito en su zona.
Es claro en el discurso del presidente que este toma en cuenta solo la opinión de quienes le hacen la venia a sus ideas. Paradójicamente, una de las quejas de cuando él era entrevistador al respecto de que no le visitaran los presidentes era que estos no querían enfrentarse con alguien que les cuestionara sobre sus hechos. Resulta llamativo tambien que hable de hacer consensos en esta materia cuando habla únicamente de él y de quienes piensan como él al respecto del tema. la pregunta es ¿Con quienes habrá de consensuar? ¿Quienes en su gabinete militarizado (no ha notado Ud. que siempre dice que ha dado órdenes al ministro tal) le presentan una antítesis a su idea que hay que darle mas poder facultades a los militares? ¿Le leerán al presidente los informes que indican que el fenómeno al que apuntan las acciones de los militares no han presentado una variación importante a la baja?
El tema de la seguridad pública va mucho más allá de la presencia de un cuerpo represivo en las calles. Una visión así es miope. La generación de ese ambiente de tranquilidad, de confianza, de posibilidad de interaccionar con el otro no se logra desde las tanquetas. La regeneración del tejido social, la promoción de los derechos humanos, las acciones de promoción del respeto a la convivencia no se hacen con fusiles en la mano.
La creación de la paz interna y el mantenimiento de esta pasa por apostarle a quienes pueden construir paz, no a quienes se entrenan pensando en la gloria alcanzada en ausencia de esta. Valga decirlo, por aquello de que no ha sabido el presidente de alguien que cuestione su gran idea.
2 comentarios:
¿Y si en vez de sacar los militares a la calle, metemos a los delicuentes a la cárcel?
Habrá que preguntarse a qué cárcel, Ester. Porque actualmente ya ni en las bartolinas caben los reos, según una nota publicada recientemente en El Faro, 700 reos no pueden ser ingresados a las c´parceles porque ya no caben en ninguna. Mariona, está excedida al 300% de su capacidad, en Chalatenango se usan los pasillos como dormitorios, eso solo por nombrar un par de casos.
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