en agosto
las palomas venían a nuestro encuentro
caminábamos interminables
durante largos días
renegociamos con la vida
la tormenta descubrió de qué estábamos hechos
venistes con agosto
con las palomas que me urgían la piel
con las gotas que zurcían mi aullido lento
desanudé mis gritos
oíste más allá de mi pecho
quizá te irás con agosto
esa tarde estará gris como te gusta
las palomas volverán a comerme
quien las espante de mi cadáver y mis gusanos
se habrá ido
[06/08/2006]Voy a resurgir de día, dentro de un tiempo. Cuando me nazcan todos éstos escarabajos que llevo acá dentro. Yo se lo dije a ella, que me sonaba a que alguien hacía pelotitas conmigo. Ella se ofendió y dijo que yo dudaba de su amor, y que la libertad y que Khalil Gibran y no sé qué. Siempre tuvo ese problema, era bien metafórica, sobre todo con el silencio. Nunca entendió que yo sonaba como maraca, como palo de agua. Cuando quedaba solo por la noche, una sensación de reloj de arena me recorría cuando me descolgaba de las ramas; al caminar, sonaba a canción tropical, más que nada cuando tenía alergia y mi nariz orquestaba como trompeta. Ella nunca se dio cuenta, siempre creyó que era cosa mía lo de la alergia, siempre me dejo ser o eso decía. Porque yo siempre estuve consciente de que lo mío era ser alimento para los escarabajos que llevo dentro. Ellos siempre tuvieron cuidado de no dañarme mucho, de dejar lo suficiente para mantenerme vivo, me dejaron elegir entre una vida llena de partículas y el sublimarme en cientos de seres vivos que brillan como azabaches, ópalos y pepitas de oro. Ella se conformaba con verme acompañándole, domesticado, a sus circunstancias; la libertad siempre consistió entre estar con ella y sus circunstancias o con mis interiores armonías caribeñas. Yo la elegía a ella, prefería ser yo en función de sus posibilidades a ser una bolsa de canicas que suena a una música que no me gusta. Hasta hoy, que escribo ésta carta. Un escarabajo ha salido de mi boca, era de obsidiana y empujaba una bolita de carne oscura, creo que es parte de mi intestino grueso o de mi hígado. Al salir ha estallado la bolita de carne y ha surgido un escarabajo dorado. En unas horas han salido dos más, un dolor de estómago que me acompañaba desde hace un par de días ha desaparecido. Al ver el escarabajo dorado he decidido que ya no iré a verla. Me he tendido en la cama, ya no he comido. Ahora escucho mi corazón un tanto más lento, como cojeando, creo que ya están logrando sacarla de adentro.
[06/08/2006]
4 comentarios:
Victor, pues no se de tu historia y quizá por tus palabras la pueda intuir.
Quizá las situaciones más difíciles para un ser humano son las relacionadas con el amor.
Digo esto porque a pesar de todo lo que hacemos es tan difícil retenerlo, renovarlo o simplemente reconvertirlo.
Lo único que sé, es que lo que no nos mata, nos fortalece y que la vida es así: un camino al que estamos obligados a transitar (con o sin personas).
La persona que más se preocupa por vos en este mundo sos vos...
seguí adelante.... que tu tesis y tu ser, te acompañen en el transe...
salú.
amigo victor:acabo de leer una de las cosas mas bellas que has escrito, y lo digo con toda sinceridad,a lo cortazar como a mi me llega. lo unico que no me llega es q es producto de tu tristeza, en fin... todos estamos con vos, aunque a veces eso no sea consuelo; pero Dios esta con vos, aunque a veces no lo sintas, y el consuelo de el es eterno...
Viejito... a vivir, a lo bestia, sin dejar pasar oportunidades, nada de esperarlas, a buscarlas!
A vivir, sin pedir excusas por sonar cual maraca de combo con viejito ciego incluido.
Se te quiere mucho.
por ahi dicen que la tristeza saca lo mejor de nosotros y es la mejor inspiracion.. mirate, que bello te quedo este escrito, ademas de contarnos a todos exactamente loq ue paso y como te sientes, sin mencionar nada...
me encanta.
que sigas mejor... un beso en la frente y un alborotamiento de cabellos...
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