Anoche, mientras preparaba un documento quise recuperar la siguiente frase de Monseñor sobre el diálogo:
"Hermanos, el diálogo no se debe caracterizar por ir a defender lo que uno lleva. El diálogo se caracteriza por la pobreza: ir pobre para encontrar entre los dos la verdad, la solución. Si las dos partes de un conflicto van a defender sus posiciones, solamente saldrán como han entrado" (Homilía 20 de noviembre de 1977)
Y estaba yo en medio de una situación bien jodida. Vivo días intensos en el trabajo. Intento encontrar calma en medio de todo lo que ocurre para salir adelante con las responsabilidades que tengo, que me afectan no solo a mi si no además a quienes busca beneficiar mi trabajo. Buscando la frase que estaba antes, encontré esta oración, que Monseñor dijo en su homilía del 30 de julio de 1978:
"Señor, no me des riquezas, no me des vida larga o corta, no me des poderes en la tierra que embriagan a los hombres, no me des locuras de idolatría de los falsos ídolos de este mundo. Límpiame, Señor, mis intenciones y dame la verdadera sabiduría del discernimiento, para distinguir entre el bien y el mal, dame la convicción que sentía san Pablo de sentirse amado"Yo, que soy creyente católico, creo que Dios habla a nosotros de muchas maneras. Coincidencia o no, anoche necesitaba más que la iluminación de Monseñor sobre el diálogo, esa oración pidiendo el discernimiento para encontrar el camino correcto. No es primera vez que busco lo que dijo Monseñor sobre este o aquel tema. Lo bueno de haber tenido un profeta acá cerca es que no necesito irme lejos de mi realidad para iluminar este o aquel tema espinoso que debo abordar. Encuentro en la palabra de Monseñor esa posibilidad de trascender el contexto religioso en que fuera pronunciada y poder iluminar el camino en contextos que no tienen necesariamente que ver con materia de fe.
Yo esperaría que mas allá de los homenajes y de que este dia fuese declarado por Naciones Unidas como el "Día Internacional del Derecho a la Verdad en relación con Violaciones Graves de los Derechos Humanos y de la Dignidad de las Víctimas" con Monseñor Romero como ejemplo, nosotros, ciudadanos y ciudadanas, creyentes o no buscásemos conocer lo que Monseñor dijo.
Mas allá de ideologías y credos, su mensaje toca nuestra realidad aún 31 años después de su muerte. Su mensaje es universal y muchos pueblos han encontrad en su palabra y su ejemplo la inspiración para luchar por la justicia y la paz.
En estos tiempos difíciles que vivimos en el país resulta necesario que nosotros, que lo tenemos enterrado en el corazón de neustra capital, vayamos al encuentro de su palabra, que antes que al mundo iba dirigida a nuestra patria. A nuestra salvadoreña consciencia.
Ojalá demos el paso y conozcamos su mensaje e inspirémonos en su ejemplo a luchar por la verdad, la paz y la justicia. Pocas cosas harían tanto bien como eso a nuestra patria.
Víctor
P.D.: Debo decir que cuando encontré la oración y me la leí en voz alta, me recorrió un escalofrío por la espalda y leugo vino a mi una sonrisa y una sensación de haber encontrado lo que necesitaba Sabe Dios como causar a uno las emociones más fuertes cuando uno menos lo espera. Y no puedo más que darle gracias.
3 comentarios:
Hermano, que palabras las del mártir!!!
Debo confesarte que no las había leido, y no puedo más que alegrarme como vos, de haberlo tenido tan cerca. El, que ha sido a mi juicio el mayor referente de justicia que ha podido parir El Salvador, nos dejó toda su vida, palabras y obra como una guía para nuestra eterna búsqueda de la paz y la justicia.
Yo como vos, encuentro en Romero muchas formas de confortarme y a la vez alentarme a seguir con la convicción de que "otro mundo es posible".
Gracias por tu reflexión!
Me gusto mucho tu entrada, la he puesto como referencia en mi blog el día de hoy.
Saludos!
Acabo de visitar tu blog. Creo que Monseñor Romero es el único salvadoreño que une a cristianos y ateos convencidos que la ética y la justicia están por encima de cualquier manifestación fanática, ya sea religiosa o partidista.
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