martes, 3 de octubre de 2006

Un post que a la larga no me salió tan rápido

Este será un post rápido (espero); estoy cansado, desvelado, con picazón no producida por piojos o sucedáneos y conexos en la cabeza (un muy personal y casi inequívoco síntoma de cansancio, tedio y estrés) y de ribete me he sentido solo ultimamente.

Me ha tocado revisar aceleradamente lo que a otros grupos de tesis de composición normal (es decir, compuestos por dos a tres personas, de acuerdo al depto. de psicología de la UCA) les toca repartirse para leer y redactar. Es el costo de mi decisión de ir por mi cuenta en ésta difícil empresa que es hacer la tesis. Y a éso sumémosle dificultades familiares ocasionadas por el problema de la bebida de mi papá sumado a cuestiones relacionales entre mis padres, y una semana poco afortunada con la computadora. Lindo coctel. Pero se vive. Desvelado y todo pero se vive y hay chance (o lo hago) de irme a echar el café con Mario a la gasolinera o de irme a dar un espacio de diversión con mis amigos de la U. Hay chance para ésas pequeñas cosas, que me ayudan a mantenerme estable en medio de tanta presión.

Leyendo tanta cosa para intentar atrapar en un marco de referencia más claro el problema de investigación, regresé a un texto que leí en una materia que cambió mi vida. Hablo de psicología social I, materia cuyo profesor tenía fama de ser exigente, un tanto desagradable en el trato y desordenado para dar las clases. Irónicamente él fue el profesor que dijo algo que me recordaré toda la vida y que forma parte de mi fraseario particular y que cambió mi modo de verme a mi mismo dentro de la carrera. Dijo, "jóvenes, que el título de psicólogos no se les vuelva un pedestal sobre el que se van a subir para luego pasar pateando la cabeza de las personas.
Otro profesor me dijo en una clase de tecnología (mientras estuve en bachillerato, salí de Bachiller en electrónica) : "Castro, no ande creyendo ni pensando que un día se va a creer que es cuche y se va a andar hartando toda la mierda.

Bueno, el texto del que hablo es "Acción e Ideología. Psicología social desde Centroamérica", de Ignacio Martín Baró. Leyendo el primer capítulo "Entre el Individuo y la sociedad", me acordé que hacía tiempo no había releído un artículo suyo que apareció en la revista ECA y que se llama "Hacia una Psicología de la Liberación". Revisé el artículo, y me llevó a reflexionar sobre el porqué hago ésta tesis y no elegí otro tema. Me acordé de las tres tareas urgentes: la recuperación de la memoria histórica, la desideologización del sentido común y de la experiencia cotidiana, y la potenciación de las virtudes populares.

En primer lugar, la recuperación de la memoria histórica. EL padre Baró señalaba que la lucha cotidiana por la satisfacción de las necesidades básicas fuerza a la gente a vivir en un eterno presente, en una realidad aparentemente natural y ahistórica, que es aceptada sin más. Agregaba que ésto imposibilita sacar lecciones de la experiencia y con ello poder intepretar el presente con miras a transformar el futuro.
Describe así la recuperación de la memoria histórica:

Se trata de recuperar no sólo el sentido de la propia identidad, no sólo el orgullo de pertenecer a un pueblo así como de contar con una tradición y una cultura, sino, sobre todo, de rescatar aquellos aspectos que sirvieron ayer y que servirán hoy para la liberación. Por eso, la recuperación de una memoria histórica va asuponer la reconstrucción de unos modelos de identificación que, en lugar de encadenar y enajenar a los pueblos, les abra el horizonte hacia su liberación y realización.

Ésto me llevó a pensar sobre la reciente celebración de los 25 años de ARENA. Y qué habrá de rescatable de sus acciones a lo largo de su historia para la liberación de las mayorías. Sigo pensando en qué podrá haber, quizás queda un legado de errores en la conducción de un gobierno, la sistemática descalificación y/o eliminación por cualquier medio de todo grupo o persona que presente oposición a sus ideas y proyectos (incluso desde posturas pensantes y propositivas, como lo eran los mismos jesuitas), la superposición de los intereses sectoriales a los intereses de la mayoría, el doble discurso, la demagogia y una retahila de cosas más que se me vinieron a la cabeza. Hay muchas lecciones que ellos y nosotros podríamos sacar. Verse a sí mismos como un Cadillac que no avanza tan rápido como quisieran se debe a sus mismos errores, al error principal de creer que sus visión de la realidad es la verdad absoluta, de creer que ellos han "salvado al país" cuando quienes conformamos ésta nación necesitan salvarse a sí mismos, de creer que los beneficios que obtienen de su ejercicio del poder serán eternos. Y no sigo porque ya va a ser hora de almuerzo y vaya a ser que me arruine el apetito.

La segunda tarea propuesta es la desideologización de la experiencia cotidiana. Menuda tarea. El conocimiento es una construcción social. La manera en cómo nos tratamos, los hábitos alimenticios (sigo pensando en el amuerzo), nuestra doble moral, la paranoia en que vivimos son construcciones sociales. No es moco de chumpe (pavo) desideologizar la experiencia cotidiana, desentrañar de nosotros nuestra propia alienación y luego ir a sacarle los trapos al sol al vecino. Es una tarea que requiere valor y compromiso, partir desde nosotros hacia afuera. Porque es facilísimo contarle las costillas al misógino del vecino, al mandón del jefe, a la anticuada maestra de m'ijo; Dios guarde andarme esculcando a mí mismo, ver qué tengo de machista, de autoritario, de paranoico. Y "más pior", como decía y escribía un mi profesor de literatura de triste recuerdo, ver qué ondas con quienes tienen el poder, porque de ellos depende mi sustento.
Decía el padre Baró que
Desideologizar significa rescatar la experiencia original de los grupos y personas y devolvérsela como dato objetivo, lo que permitirá formalizar la conciencia de su propia realidad verificando la validez del conocimiento adquirido. Esta desideologización debe realizarse, en lo posible, en un proceso de participación crítica en la vida de los sectores populares, lo que representa una cierta ruptura con las formas predominantes de investigación y análisis.
Osea que hay que volver objeto de estudio esas cosas que nos parecen tan naturales, cosas como que se vea tan natural que un hombre mayor ande con alguien menor y que se critique a una mujer que está saliendo con un hombre más joven que ella. Hay que ir y comenzar a describir todos los fenómenos que ocurren y que nosotros no cuestionamos, hay que ir hasta la médula de nuestras maneras de relacionarnos con el mundo y ver qué sacamos de ellas para transformar la realidad. Ahí es donde siento que puedo aportar mínimamente con mi investigación. En sacar de las penumbras y las especulaciones a los familiares de los migrantes y exponer qué, cómo, cuando, porqué, y para qué. Quizás si recupero un poco de la experiencia de éstas personas puedan otras personas aprovechar ése conocimiento para hacer investigaciones más profundas y con ello proponer cosas que ayuden a sacara éstas personas de la inamovilidad a la que parecen estar sometidos. Ojalá así fuera.

Finalmente, dice el padre Baró,

"...debemos trabajar por potenciar las virtudes de nuestros pueblos. Por no referirme más que a mi propio pueblo, el pueblo de El Salvador, la historia contemporánea ratifica día tras día su insobornable solidaridad en el sufrimiento, su capacidad de entrega y de sacrificio por el bien colectivo, su tremenda fe en la capacidad humana de transformar el mundo, su esperanza en un mañana que violentamente se les sigue negando. Estas virtudes están vivas en las tradiciones populares, en la religiosidad popular, en aquellas estructuras sociales que han permitido al pueblo salvadoreño sobrevivir históricamente en condiciones de inhuma opresión y represión, y que le permiten hoy en día mantener viva la fe en su destino y la esperanza en su futuro a pesar de la pavorosa guerra civil que ya se prolonga por más de seis años. "
El padre escribió ésto en 1986. Tres años más tarde sería brutalmente asesinado por un grupo de militares azuzados por aquellos que celebran al son de "patria si, comunismo no" y "libertad se escribe con sangre" (de los que se nos opongan, añadiría mi versión personal del Dr. Merengue) 25 años de creer que son la voz de las mayorías populares. De las mayorías populares de metrocentro para arriba, como divide la Choly a San Salvador (otra vez mi Dr. Merengue).

Potenciar las virtudes de nuestro pueblo requiere conocerle, inmiscuirse en él, ir de nuestra orilla a la orilla del pueblo que no conocemos o que vemos de lejitos. Requiere preguntarle, hacer que hable. No cuesta mucho, la verdad; pedile a un salvadoreño que te cuente cómo hace para sobrevivir, para ir día a día en medio de las trabazones, los asaltos, las extorsiones, los asesinatos, la corrupción y los alabanzas al presidente; seguro tenés para hablar una vida por lo menos. Comprometerse con ésta transformación, con salir del cascarón de la profesión y conocer la realidad lejos del asepticismo es todo un reto, pero cuando tenés el porqué siempre encontrás el cómo.

Pongo estas reflexiones en torno a Baró porque creo en su vigencia para cualquier persona que trabaje con personas, quienes trabajan con máquinas bien que encuentran algún modo de llevar éstas ideas a la práctica, siempre hay un como si tenes el porqué, ya lo dije antes. Contribuir a ésa transformación, a ésa liberación de la que habló el p. Baró es una tarea que trasciende el campo de trabajo en que nos ganemos el pan de cada día. Es tarea de todos. Veamos cómo hacemos para lograrlo.


Salú

P.D.: Gracias a tod@s por seguir viniendo y por el apoyo a su servidor. Hacen que quiera ser mejor.
Actualización: Como notarán quienes me visitan con alguna frecuencia, hay ciertos cambios en el aspecto general del blog. Ahor por la tarde migré el blog al Bloger Beta. A ver qué tal me va. Me gustaría que me contaran si no les funciona o algo así. (03/10/2006 11:53PM)

5 comentarios:

blah dijo...

Lo que has escrito me ha conmovido..pues es duro estar en el banquillo de los "criticados", y estar del lado del que critica.
Pero la critica siempre es necesaria, sobretodo si logramos transmitirla con objetividad.

ixquic* dijo...

Víctor, magnífco post. Me alegra que retomés el legado del padre Baró.

El trabajo de la memoria histórica tiene tantas aristas. Los abogados podemos hacer algo: pelear para que no queden en impunidad muchos hechos pasados y hacer que la verdad de las víctimas, a través de un proceso legal, sea reconocida por el Estado. Pero esa es apenas una forma.

Este mes asistiré a una vigilia de unos cuerpos exhumados por una masacre ocurrida en 1982. Allí es donde se necitan gente con conocimientos de víctimología, antropología y psicología.

me alegra tu interés. y quiero que sepás que afuera hay cantidad de madres, padres, hijos, hijas, hermanas, que desean rescatar la memoria individual, pero también la colectiva.

Saludos!

kARROLL dijo...

buen post victor,la transparencia que has logrado para expresarte en tus post es muy buena; y dale,tu tesis no durara toda la vida, luego veras que las cosas seran diferentes, sabes alla en el salvador hay mucho camino que recorrer en cuanto a este campo, me pusiste a pensar en muchos problemas de caracter social, problemas que no percibimos al estar alla, pero que al vivir fuera, en otra sociedad, como que se identifican con mas claridad.
buen post!

Anónimo dijo...

hola victor
llegue hasta tu blog por el camino de la blogosfera de ES
voy a ser sincero, porahora estamos promocionando un humilde proyecto y me gustaria sabesi puedes colaborar cono nosotros, brindanos tu impresion
o "linkeanos" si te perece interesante

saludos
carlos
http://ysfp.org/esp/

Anónimo dijo...

Hola, maitrito. Como diría El Doctor, "dos cosas": una, qué bueno verte de nuevo por estos rumbos. Dos, debo admitir que este post en particular (y con la ayuda del padre) me ha recordado de una forma más visceral por qué me vine por este camino. A veces uno se atasca en el día a día del ciclo y se limita a sobrevivir -una especie de eterno presente académico-; pero estas cosas que mencionaste son las que jamás deben perderse de vista, porque ellas son el significado último de nuestro quehacer.
Ánimo con la tesis; te imagino atareado cual hombre-orquesta, pero eso es admirable, y rendirá sus frutos pronto. Saludos!