viernes, 27 de marzo de 2009

Realidad post elecciones: Crisis económica. El tamaño del estado.

Abro con éste post una serie de temas relacionados a la situación que se avecina para el traspaso de mando del poder ejecutivo. Son cosas que como ciudadano alcanzo a vislumbrar y que considero importantes de señalar a fin de poner los pies sobre la tierra de qué esperar del nuevo gobierno y para generar reflexión sobre nuestro papel como ciudadanas y ciudadanos en éste contexto.

Crisis

Puesiesque después de las elecciones se ha destapado la caja de Pandora. Al menos mediáticamente ha aparecido el secretario técnico de la presidencia aceptando que la situación económica del gobierno del Sr. Saca está jodida: no hay pisto para pagar todo lo que se le ocurrió subsidiar antes de las elecciones a fin de levantar la cantidad de votos del partido para el que trabajaba sin descanso aún en su horario de funcionario público.

Bloggers como Hunnapuh y Ernesto Rivas (1 y 2) señalaban con anterioridad la difícil situación económica que se avecinaba para el país por la inadecuada aplicación de los subsidios. Y bien, acá tenemos la realidad después del ruido excesivo de la burda campaña propagandística electoral.

Tenemos un estado casi o en quiebra, y un grupo de partidos políticos más preocupados de ver cómo se alinearán para hacer el espectáculo en la asamblea legislativa. Por otra parte, antes que tratar con seriedad los problemas que deja el gobierno saliente, la prensa nacional entretiene al público con los mensajes de desconfianza de los grandes empresarios del país vinculados al partido en el poder, el ensalzamiento de la supuesta naciente "unidad" en la reconstrucción del partido ARENA, y por último, a llevar a cabo una campaña de ataque de baja intensidad a la unidad de quienes votaron por Mauricio Funes ubicando a éste a la ultraderecha de la izquierda y contraponiéndole opiniones de la izquierda más radical y menos pragmática. Es decir, se sigue en campaña, aunque en otro modo, pese al contexto gravísimo en que nos encontramos.

Si bien es cierto el presidente electo anticipaba en cada oportunidad que tenía para hablar en público el hecho de que heredará el sillón presidencial en una situación delicada, no sé si tenía idea de la dimensión del problema. Sin duda el tema económico será crucial en los meses venideros y será un veradero dolor de cabeza en tanto los empresarios están cautelosos no solo por la crisis financiera mundial si no además por el temor a que las políticas del nuevo gobierno les afecten más de lo que esperan en las ganancias que obtienen de su actividad productiva.

A lo anterior se suman otros elementos a la ecuación que deberá resolverse en estos meses siguientes por el nuevo gobierno. Acá va el primero de los que alcanzo a ver:

El aparato gubernamental engordado a puro nepotismo y la crónica resistencia al cambio.


Una práctica común de los gobiernos anteriores ha sido el nepotismo por sobre la meritocracia, es decir que anteponen en la elección y aún, creación de plazas para que trabaje el hijo de fulanito o menganito, miembro del partido, amigo, familiar, vecino, etc. con más que probables deficiencias para el puesto antes que méritos. Lo peor - para el erario público - es que en muchos de esos casos los salarios dedichos funcionarios están por encima de lo que debería pagárseles por sus méritos profesionales, académicos y/o de desmpeño (al respecto sería interesantísimo ver un análisis independiente del desempeño laboral de los asesores de la asamblea legislativa, y de otras instituciones estatales, por ejemplo)

Esto es un mal endémico en todas los niveles del gobierno central y los gobiernos locales, y me hace darle la razón parcialmente al amigo Visitador en cuanto a que hay que reducir el tamaño del estado. Aunque yo creo que se trataría de eliminar esos puestos de pasapapeles, "asesores" (como "Cirito Jr.", por ejemplo) y otras tonteras creadas por los funcionarios para dar trabajo a sus amigos, familiares y correligionarios. En la medida en que pudiera quitarse de encima ese lastre creo que habría más oportunidad de mejorar la gestión de las instituciones.
El problema es que a esa yunta van amarrados otros bueyes: el aparato gubernamental es reticente al cambio. Y no me refiero a que ahora gobierne el FMLN, si no a que en muchas instituciones están acostumbrados y acostumbradas a un modo de trabajo poco eficaz. Muchos procesos pudieran optimizarse y asi generar menos gasto al estado e incrementar la satisfacción de la ciudadanía, pero choca con una actitud displicente o negativa de parte de quienes van a llevar a cabo las labores. Si a ésto sumamos que muchos mandos medios son funcionarios "de partido" (es decir, que obtuvieron sus puestos por sudar la camiseta del partido antes que por sus méritos profesionales) la tarea se complica más porque la resistencia será no solo a la tarea si no además a quien se las da a hacer.

La cantidad de empleados vinculados al partido ARENA - en los términos planteados anteriormente - no son pocos y estos representarán seguramente un contrapeso importante a cualquier mejora en la gestión que intente llevar a cabo el gobierno entrante. Esto no es difícil de vislumbrar dados los movimientos de ARENA que busca crear un movimiento de funcionarios públicos identificados con el partido, a modo de defender sus intereses. Un sindicato de partido, podríamos decirlo. Las consecuencias de que esta inciativa llegue a concretarse creo que son inéditas, y habrá que manejar con mano firme éste tema. Y es que creo que quienes se alinearían a éste movimiento no serán precisamente quienes tengan las mejores capacidades para los cargos que desempeñan, si no justamente lo contrario.

Este tema representa un reto importante para el gobierno del presidente Funes, pues habrá no solo de lidiar con lo anterior, si no además evitar que su gobierno llegue a perpetuar este mal que aqueja nuestras instituciones gubernamentales.

Creo que como ciudadanos es justo que exijamos que el gobierno del presidente Funes haga una buena revisión del aparato gubernamental, sacando del mismo a quienes están ahi gracias al nepotismo. Y más importante aún, que le exijamos que sus funcionarios y funcionarias elijan quien se queda por sus méritos profesionales y laborales, y que el mismo criterio sea utilizado para elegir a quienes ingresen a ocupar cargos en su gobierno. Hay que estar vigilantes a que ésto último se cumpla, y hay que utilizar los medios disponibles para denunciar cuando no lo haga. En la medida en que estemos atentos y atentas a ésto, estaremos contribuyendo a que haya un verdadero cambio en el gobierno y a que no sea un simple cambio de figuras - como muchas personas que no votaron o que anularon su voto creen -.

Hasta acá llego con ésto hoy, quedo a la espera de sus comentarios.

Victor

7 comentarios:

Verónica dijo...

Realmente es tarea difícil.

Al depurar los elementos ineptos del sistema se resolverían muchos problemas; pero el simple hecho de depurarlos se convierte en un problema en sí mismo.

Esperemos que el presidente Funes tome las decisiones pertinentes.

Raúl Marín dijo...

Yo siento que el problema central de la falta de políticas de austeridad, no es más que falta de voluntad. Vos creés que gastan mil dólares en dos bolsas de cemento para la entrada de un edificio en reparación??
Tengo un amigo, cuyo padre trabajaba a las ordenes del ministerio de gobernación, así todo en minúsculas, y me contó que el exministro cuando quería algo, lo compraba y el gasto se ponía en compra de equipos para el trabajo... Así consiguió Jet Sky, Lancha, y un carrito para la hija. Lo demás, no es misterio...
Saludos Don Víctor.
Sus post más incisivos son los mejores, hermano.

Mariocopinol dijo...

Es muy sombrío el panorama que se avecina y lo comentaba la vez pasada con un amigo, si no es por corrupción, la cosa pública estará en bancarrota por malos manejos (deliberados o no).

Tambien me viene a la mente que son dignos de mencionar otros desafíos del nuevo gobierno, la alta tasa de criminalidad con tanto homicidio, que junto con las reformas del sistema electoral y la creación de un esquema de contrapoderes independientes y plurales son urgentes para profundizar y modernizar la democracia salvadoreña.

Anónimo dijo...

si hay que duparlos a todos ellos

Aldebarán dijo...

El presidente electo hablaba de dos mil puestos de confianza en el actual gobierno. Supongamos unos cincuenta entes gubernamentales, eso significa cuarenta puestos de confianza en cada uno de ellos. ¡cuarenta! Si fueran cien entes gubernamentales, serían veinte puestos de confianza. Son demasiados. ¿Cuánto representará eso en plata?

Victor dijo...

Juela Aldebarán... ¡tenés tanta razón en lo que señalás! hay que ver que éstos puestos de confianza son plazas que se rigen por ley de salarios y por tanto, habría que indemnizar a funcionarios con salarios altos y que tienen en muchos casos, varios años de estar ahí. En definitiva es un tema complejísimo de resolver, pero que necesita resolverse de algún modo.

Saludos

Victor

Mariocopinol dijo...

En las tomas de contacto previos a la toma de posesion la postura oficialista expuso su cara habitual, sin mayores argumentos.

Y no quito el dedo del renglon, quiero ver a ARENA de nuevo como oposicion. El déficit les aparece en la figura que los guíe. Los números no mienten: el caudal de votos reveló la certeza de esa debilidad (y claro el factor miedo). Con el 2014 en la mira,ARENA apelará al desgaste que provoca un período en la más alta magistratura del país y va a atacar a la yugular, estaremos expectantes.