Pasaba por acá y me dieron ganas de salir a la ventana y darle aire a estos mis espacios que les muestro. Me carcome el cansancio de ser el de siempre cuando quiero ser el de hoy. En "Walking Around", Neruda abre diciendo "Sucede que me canso de ser hombre". Yo me canso de ser el que siempre he sido, siento poder salir de ésta cáscara que me curte las alas, éstas aún tiernas, dobladas por los años de cargar pesos muertos que no me eran propios. Solía intentar desperezarme, pero mi intento desaparecía con los primeros dolores, ahora voy rompiendo éste cascarón y me dan ganas de abandonar el intento. Pero ya no hay cómo volver atrás, ya no puedo recoger los pedazos y recomponer mi jaula, no puedo encerrarme de nuevo.
No quiero para mí tantas desgracias.
No quiero continuar de raíz y de tumba,
de subterráneo solo, de bodega con muertos
ateridos, muriéndome de pena.
A veces me canso de la lucha, a veces me canso del estancamiento, a veces me canso de la irregularidad, de la inconstancia, de las desaceleraciones. A veces quisiera cesar los pasos. Pero ésta fuerza me impele desde dentro a seguir resquebrajándome, abriendome paso de entre los escombros. Ya no puedo ir atrás porque no hay atrás, no puedo ir más adelante porque el único camino posible lo tengo a la vista a cada paso. Sé que voy hacia el lugar que quiero, caracoleo en la ruta y me entretengo comiéndome las flores y los cardos del camino. Grito, grito odioso, bailo desnudo en los sueños, toco con las letras mujeres impenetrables, anudo con los brazos del ensueño las letras de sus cuerpos. Me deshago en versos que no escribo y que no vienen a mi voz pero los vivo. Y hago el amor con la poesía y la ahogo en mis ojos fatuos. Y canto gutural los dolores, las partidas y los encuentros con los fantasmas, y los enfrento de cabeza, racional yo, todo como piedra de arenas muertas.
En la bodega he amarrado el viento y me ha dado por salir a la ventana a desanudar mis tormentas. Y quiero dormir, plácido yo, y soñar con las mujeres a las que no pertenezco, y soñar con los hombres que se cansan de ser hombres y de ser tumbas. Y el dolor de espalda.
Quizá sólo quiero decir y quizá quiero ser escuchado por los ratones y por las tumbas. Quizá estoy falto aún de cocimiento. Quizá deba cerrar los ojos y que me tomen de las manos las palabras mal escritas. Quizá esta lluvia se leve el silencio y las ajenas manos entrelazadas. La soledad me da comezón, iré a rascarme los huesos a donde sea que fuera el mar.
Vámonos juntos. Dame un trago de tu médula, poesía. Volvé a mí, puta. Quiero vivir mejor.
En la bodega he amarrado el viento y me ha dado por salir a la ventana a desanudar mis tormentas. Y quiero dormir, plácido yo, y soñar con las mujeres a las que no pertenezco, y soñar con los hombres que se cansan de ser hombres y de ser tumbas. Y el dolor de espalda.
Quizá sólo quiero decir y quizá quiero ser escuchado por los ratones y por las tumbas. Quizá estoy falto aún de cocimiento. Quizá deba cerrar los ojos y que me tomen de las manos las palabras mal escritas. Quizá esta lluvia se leve el silencio y las ajenas manos entrelazadas. La soledad me da comezón, iré a rascarme los huesos a donde sea que fuera el mar.
Vámonos juntos. Dame un trago de tu médula, poesía. Volvé a mí, puta. Quiero vivir mejor.
Ante la pregunta habitual ¿Por qué es que escribe?, la respuesta del poeta siempre será la más corta: para vivir mejor.
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